OPINION

El robot que te sopla al oído

comunicador1
comunicador1

El T1 Telecomunicator es un robot diseñado para ser el Pepito-Grillo del hombre del futuro. Creado por el Tsumaki Telerobotics Laboratory de la Universidad de Yamagata, en Japón, su principal función es la de ser los ojos y la voz de otra persona, mientras se traslada en el hombro de un usuario.

El robot está equipado con dos cámaras para ofrecer una perspectiva periférica más ancha, así como servos para controlar el ángulo de visión y sensores que detectan el movimiento del portador, para compensarlos a fin de tener la misma perspectiva que la cabeza que tiene al lado. En otras palabras, cuando el usuario se da vuelta para tomar un refresco, el ángulo de la cámara no cambia desde su perspectiva.

No cambia a no ser que el operador que está on-line con el robot lo quiera. Este segundo usuario utiliza una gafas de realidad virtual para controlar la mirada del robot a distancia, por si necesita otros planos. El operador de sala se comunica con el usuario de campo a través del robot, pues la verdadera función de este ser que mira y habla al oído es la comunicación entre las personas de manera remota.

T1 Telecomunicator también tiene un micrófono y unos altavoces, por si tiene que dirigirse a una tercera persona, que pase por allí, en un tono más imperativo.

¿Y para que sirve este robot además de para dejarte los riñones portando la mochila autónoma de control? Pues lo entenderán muy bien en la figura de los vigilantes y la seguridad, como bien enseña este vídeo.

El personal podría hacer la ronda por zonas remotas mientras en la sala de control se ve todo, pudiéndoles indicar más fehacientemente lugares que comprobar y pudiéndose comunicar con ellos de una manera más efectiva que con un teléfono, ya que ambos ven lo mismo. También sería todo un invento para los porteros de discoteca.

Los robots se podrían armar al hombro de cualquier eslavo-armario que guarda las entradas, mientras el T1 Telecomunicator, guiado por el dueño de la discoteca desde su despacho (o una persona responsable sustituta), le indica al oído quién y quién no puede acceder.

Las opciones son múltiples (imaginénse un T1 Telecomunicator en los exámenes de una oposición). De hecho, tantas como tener un mini-yo sentado en el hombro constántemente.

Posibilidades de comercialización: 0%, buen intento chicos, pero los loritos sólo los llevan los piratas. Hasta que no alivien el peso del invento, olvídense de esa voz en la cabeza.

Vía BotJunkie

Mostrar comentarios