OPINION

Los avances tecnológicos nos harán cada día...menos inteligentes

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En una encuesta publicada en septiembre, el 36% de las personas de menos 35 años de edad dijeron que a menudo utilizan Facebook o Twitter después de tener relaciones sexuales. Los hombres tenían el doble de probabilidades de tweetear o actualizar su estado después de descargarse a gusto.

"Es el nuevo cigarrillo", afirma Manish Rathi, co-fundador de Retrevo.com, el sitio de compras que encargó la encuesta y que no hace más que confirmar lo que ya algunos expertos en salud mental temen: que una creciente adicción a la tecnología, acelerada por la popularidad de los teléfonos inteligentes y redes sociales, dará lugar a una ruptura de las relaciones interpersonales, a un aumento de los trastornos de déficit de atención y a la victoria de la hiperactividad sobre la serenidad.

Desde luego, si nuestra atención se contrae hasta el punto de que sólo puede tener información en 140-carácteres, la cosa no pinta nada bien para nuestro futuro.

"Cuanto más nos acostumbramos a fragmentos de sonido y tweets", afirma el Dr. Aboujaoude, de la Universidad de Stanford, "menos estaremos analizando información más compleja, más significativa. Y yo creo que podríamos perder la capacidad de analizar las cosas con toda su profundidad y sus matices. Como cualquier otra habilidad, si no se usa, se pierde ".

Esta dependencia tecnológica que borra nuestras cualidades intelectuales no es nueva. Desde la irrupción de la calculadora digital, hemos perdido la capacidad de realizar operaciones matemáticas medio-sencillas (¿quién se hace una raíz cuadrada de cabeza hoy en día?).

Lo mismo ocurre con la dependencia sobre los numerosos programas que nos "facilitan la vida", tales como un corrector ortográfico, un procesador de textos o una lista de contactos que memoriza todos nuestros números de teléfono: podría provocar, gracias a su ayuda, un cortocircuito en la capacidad del cerebro de procesar detalles.

Algunos expertos en salud mental dicen que hoy en día la investigación no es suficiente para determinar si el uso intensivo de los ordenadores, Internet o los videojuegos es una condición saludable por sí misma o simplemente son síntomas de problemas mentales reconocidos, como la depresión.

Aunque el Dr. Aboujaoude sí lo tiene claro: "Creo en la tecnología como en algo regresivo, no como un hito progresista: nuestra capacidad de atención es similar a nuestra capacidad de atención en Facebook. Todo aquello tan complejo que requiere varios párrafos para desarrollarse es una sobrecarga de información que los usuarios no están dispuestos a absorber. Veo un futuro muy negro"

Vaya, son palabras muy duras las del Dr... ¿cómo se llamaba el psiquiatra éste?

Vía San Francisco Chronicle

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