La misma vieja historia: tu abuelo, tu gatita o tu hermano gemelo fallecen. Incineras su cuerpo y te dan una urna metálica con sus cenizas. Si las dejas en una estantería van a dar mal feng-shui a la casa y tarde o temprano protagonizarán alguna escena vergonzante, con niños o damas de la higiene implicadas. La segunda opción es lanzarlas en algún paraje especialmente querido por el finado. Pero incluso esta tarea tiene su aquel: un mal lanzamiento puede acabar con toda la familia impregnada de cenizas o cualquier otra situación patética que puedas imaginar.
El inventor Scotty Crandlemire ha dado un paso al frente, con esta patente de "un dispositivo para arrojar los restos cremados". La Release Urn, que es el nombre comercial asignado al invento, "es un dispositivo mecánico diseñado específicamente para el almacenamiento temporal y, posteriormente, para ayudar a arrojar los restos cremados (cenizas) tanto de personas como de animales", según se lee en la escrupulosa descripción de la patente. En esencia, el depósito de cenizas está conectado a un motor que sopla las cenizas mientras los deudos se mantienen a una distancia prudencial.
Existe otra versión del dispersador de cenizas para aquellos que dispongan de una avioneta y quieran esparcir las cenizas del fallecido desde la ventanilla.
Posibilidades de comercialización: Ninguna. Si ya es difícil saber qué hacer con las cenizas del abuelo, ¿qué hacer con el esparcidor de cenizas entre muerto y muerto? ¿Acaso podría alquilarse para la ocasión?
Visto en Investigación Improbable.
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