OPINION

Esta chica parece tranquila en su Champ sofa, pero...

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...¡Ay de ti si le tocas las narices!

Encargado por el fabricante italiano de muebles Campeggi, el diseñador alemán Tobias Fraenzel ha creado un sofá único que, aparte de permitir el descanso con el máximo confort, también permite elevar el respaldo (que viene con un amortiguador) para convertirlo en un punching ball o bolsa de patadas de kick-boxing.

Aunque pudiera parecer lo contrario, el sofá no está pensado para poner a tono a un luchador profesional a diario, sino para facilitar dar rienda suelta a la frustración de la persona en un momento dado, a base de patadas y puñetazos que alivien la presión de esta vida que nos ha tocado vivir.

También permite poner con velcro la cara de tu jefe pegada, para que el mueble ocupe un hueco en las salas de descompresión de las oficinas. Mejor que un futbolín sí que es...Aunque su precio se nos antoja que será demasiado elevado para personas que no se llamen Angelina Jolie.

Para oficinas más recatadas recomendamos otro diseño del alemán Tobias Fraenzel, un teutón que parece algo frío a partir de las cinco de la tarde, pero que el resto del tiempo se lo pasa jugando o dando castañazos.

Se trata de la puerta-mesa de ping-pong, un concepto listo para convertir cualquier puerta en una mesa de ping-pong. Basta con levantar la empuñadura, lo que le permite girar la mesa y fijarla en su posición. Disfrute de todas las ventajas de jugar a palas en cualquier lugar, no importa lo grande que sea.

Tobias lo dice: "Una puerta conecta habitaciones convencionales; esta puerta conecta a la gente". Así sea.

Posibilidades de comercialización: 100%, el punching-sofacín está en exhibición en el marco de la Semana de Diseño de Milán 2010, así que pronto lo veremos en cualquier hall de gym moderno. La puerta ping-pong...bueno, ya veremos.

Vía Yanko

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