OPINION

Vinilos, bosques y niños; la Sagrada Trinidad de Theo Watson

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Desarrollado para el primer Festival de Música Electrónica de Rotterdam, el "Vinyl Workout" fue concebido por el diseñador Theo Watson como un proyecto interactivo que transforma el suelo de cualquier estancia en un tocadiscos digital.

Este sistema responde al ritmo de la marcha y la dirección del giro, ya que se ralentiza cuando se camina alrededor lentamente y hasta puede ir hacia atrás, en plan rebobinado, cuando uno se mueve en dirección opuesta del giro.

Desde su primera exposición en 2006, su creador ha demostrado el funcionamiento del "entrenador de vinilos" en galerías de Nueva York y Los Ángeles. Incluso ha vendido alguno a varios gimnasios, que lo han puesto en el hall de entrada para que los clientes puedan scratchear con la música que suena.

Theo Watson es uno de los diseñadores más punteros en el uso de la interacción visual mediante proyecciones. Un año después del tocadiscos virtual, en 2007 creo "Funky Forest", un ecosistema interactivo donde los niños crean árboles con el movimiento de cuerpo. También, con otros movimientos, pueden desviar el agua que fluye de la cascada hacia las plantas para mantenerlas vivas.

La edición Moomah del 'Funky Forest', que actualizó en 2009, se expande más allá de la original con la introducción de cuatro estaciones, cada una con un ambiente único y con criaturas específicas. Cada temporada también cuenta con un sistema de partículas interactivas. Por ejemplo, en otoño las hojas que caen de los árboles con el viento y en invierno nieva. Esta edición está instalada permanentemente en el café de los Niños Moomah en Nueva York.

El último trabajo de Theo Watson a finales del año pasado es "Rodilla profunda" (Knee Deep) un compendio de sus instalaciones anteriores que se basa en la utilización de los pies (como en el "entrenador de vinilos") junto con los mundos oníricamente interactivos de sus "bosques funky".

El resultado es un parque infantil sensitivo-virtual que invita a los niños a saltar y explorar mundos inesperados, de diferentes proporciones, con los pies. Gracias al "greenscreening" (croma), la visión virtual y unos detectores de pisadas los niños podrán imitar el natural acto infantil de pisotear charcos, dar patadas a la nieve o, incluso, meterse hasta las rodillas en un lodazal para sentir todo aquello que la lógicas limitaciones de limpieza no dejan hacer.

"Rodilla profunda" permite, en suma, que los niños vean por sí mismos un mundo de escalas que parecía imposible, lo que brinda un espacio para la exploración y el juego donde los más pequeños pueden crear sus propias reglas.

Fuente: Theo Watson

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