OPINION

¿Conseguiremos hacernos invisibles durante este siglo?

frodo invisble
frodo invisble

Frodo, mimetizado con una roca de Mordor, en "El Señor de los Anillos".

“Toda tecnología suficientemente avanzada es indistinguible de la magia”.

Arthur C. Clarke

Desde Platón hasta Tolkien, pasando por Harry Potter, la invisibilidad es uno de los más viejos anhelos de la Humanidad. Los enormes avances en la fabricación de metamateriales ha derrumbado algunas viejas leyes de la óptica, acercándonos un poco más a la soñada transparencia. En su libro de divulgación “Física de lo imposible”, el físico Michio Kaku sitúa la invisibilidad en lo que él llama “imposibilidad de clase I”: “Tecnologías que hoy son imposibles pero que no violan las leyes de la física conocidas”. El teletransporte o la telepatía también pertenecen a esta categoría, según Kaku.

Aunque ya existen materiales sólidos -planos y estáticos- que logran un efecto muy parecido a la invisibilidad, conseguir que una tela delgada y flexible como el manto de Harry Potter no será sencillo. Para lograrlo, explica Kaku, “el índice de refracción dentro de la tela tendría que estar cambiando constantemente de forma complicada mientras la tela se agitara, lo que no resulta práctico”. Es mucho más probable que el “manto” tenga que estar hecho de un cilindro sólido de metamariales. Y un cilindro sólido resulta mucho menos glamouroso que una capa. Además, el aprendiz de mago no sería capaz de mirar hacia fuera sin hacerse visible, lo que quita mucha gracia a todo el asunto.

El primer aldabonazo hacia los materiales invisibles lo dieron en 2006 los investigadores de la Universidad de Duke y del Imperial College de Londres que, según relata el libro, “desafiaron con éxito la sabiduría convencional y utilizaron metamateriales para hacer un objeto invisible a la radiación de microondas”. El metamaterial en cuestión era una mezcla sofisticada de cerámica, teflón, compuestos de fibra y componentes metálicas, que eran capaces de curvar y canalizar la trayectoria de la radiación de microondas. Un enorme avance, que esquiva las leyes tradicionales de la óptica, pero insuficiente: no tiene efecto en el espectro de luz visible.

Sólo un año después de aquel experimento, un equipo de científicos alemanes anunciaron que, por primera vez en la historia, habían fabricado un metamaterial que funcionaba para la luz roja (en la longitud de onda de 780 nm). En este caso, describe Kaku, “los científicos empezaron con una lámina de vidrio, y después otra capa de plata, para hacer un sándwich de fluoruro de sólo 100 nm de espesor. Luego, utilizando técnicas de grabado estándar, crearon un gran conjunto de microscópicos agujeros, que formaban una rejilla parecida a una red de pesca”. Un gran paso para la invisibilidad…en el espectro de luz roja.

Es demasiado tentador poner una fecha a la invención de materiales “invisibles”. Como sostiene en el libro uno de los investigadores de la Universidad de Duke: “Los periodistas presionan para que les des un número hasta que al final les dices, bien, 15 años. Ya tiene usted el titular, ¿verdad? Quince años para el manto de Harry Potter”. Demasiado aventurado porque, como apostilla Kaku, “aunque un verdadero manto de invisibilidad es posible dentro de las leyes de la física aún quedan formidables obstáculos técnicos” para lograrlo.

A pesar de todo, el propio autor afirma que “algunos físicos piensan que algún tipo de escudo de invisibilidad puede salir de los laboratorios en unas pocas décadas”. Hay incluso quien quita el plural a las décadas y lo deja en una sola: invisibilidad antes de 2019. ¿La fecha concreta? Permanezcan atentos a sus pantallas.

Posibilidades de fabricación: 80%. El mercado potencial es virtualmente infinito: desde los ejércitos hacia los espías, pasando por maridos celosos y cotillas en general. Pero los beneficiarios serán los early adopters. ¿De qué vale un manto de invisibilidad cuando todo el mundo tiene uno?

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