OPINION

T-Rex, o cómo impulsar naves orbitales agarradas a una correa

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El experimento T-Rex, desde el cohete

El pasado martes 31 de agosto, un cohete sonda japonés S-520-25 fue lanzado con éxito a las 5:00 am desde el Centro Espacial Uchinoura. El cohete desplegó a una altura de 309 km una cinta de 300 metros de largo en el espacio para probar una tecnología que podría algún día permitir a las naves navegar ancladas al campo magnético terrestre, sin necesidad de utilizar los propulsores.

Las naves espaciales convencionales queman combustible para maniobrar en órbita. Pero el combustible añade peso y coste a las misiones, impidiendo que, cuando éste se agota, la nave pueda moverse en altura. Según los investigadores de la NASA, que colaboran codo con codo con la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA, la misma que ha desarrollado la vela solar IKAROS) es posible impulsar una nave espacial en órbita sin combustible mediante un largo trozo de metal que interactúe con el campo magnético que rodea nuestro planeta.

En este experimento, bautizado T-Rex (Tether Technologies Rocket Experiment), la nave desplegó los 300 metros de la cinta de "amarre" (una cinta metálica de 2,5 centímetros de ancho), un cable conductor destinado a barrer electrones flotando en el espacio creando una corriente eléctrica.

Este cable electrodinámico (electro-dynamic tether o EDT) interactúa con el plasma ionosférico y el campo magnético de la Tierra, lo que produce una corriente a lo largo de la cuerda que causa un arrastre neto en la nave, bajando su órbita. Básicamente lo que hace la nave es empujarse contra el campo magnético terrestre. El uso de los paneles solares permitiría también invertir el sentido de esta corriente eléctrica y la nave podría ir en la dirección opuesta, elevando su órbita.

Esta tecnología de “correas de sujeción” para naves orbitales ya había sido probada antes en el espacio, con resultados dispares. Una de ellas fue desplegada desde la lanzadera espacial en 1996, pero se rompió antes de terminar de desenrollarse. Una investigación determinó que un cortocircuito quemó la correa. Más recientemente, en 2007, dos misiones de intento de amarre a la ionosfera salieron mal.

En uno, llamado Multi-Application Survivable Tether (MAST), la correa no se desplegó. En el otro, con el Young Engineers Satellite 2 (YES2), el cable llegó a extenderse, pero luego rompió. La correa plana, en forma de cinta, que se usa con el T-Rex es menos vulnerable a impactos de micrometeoritos o desechos espaciales, por lo que se haría un agujero en la cinta en lugar de romperla. Aseguran que es un sistema más seguro.

Aunque la nave japonesa ha sido lanzada por la Agencia JAXA, los fondos para demostrar la viabilidad de la propulsión a correa corresponden a la NASA. Esta misión tendrá que competir por la financiación con otras demostraciones de tecnologías avanzadas de impulso orbital sin combustible, como la propulsión a vela solar del IKAROS.

Sin embargo, si los datos recopilados en esta misión son correctos, la impulsión por correa podría estar lista para utilizarse en vuelos en 2013 o 2014 como muy tarde. Por ahora el efecto es más bien pequeño: se necesitaría una correa de sujeción de cincuenta kilómetros para producir alrededor del uno por ciento de la fuerza de gravedad terrestre. Sin embargo, es posible que esta aceleración tan pequeña pudiera reducir los problemas con la caída constante libre que sufren las naves en órbita, un problema irritante y permanente en las misiones espaciales actuales.

Fuente: JAXA

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