OPINION

El tranquilizador victoriano de esposas; un cruce entre cuna y ataúd para domar a esa fierecilla

TRANQUILIZADOR1
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Cuando medio mundo estaba bajo la corona de la reina Victoria de Inglaterra, allá por mediados del siglo XIX, también había maridos a los que sus esposas les daban constantemente la tabarra. Y también había inventores a troche y moche, como ahora muestra esa fiebre del steampunk que todo lo geek envuelve.

En 1862, el republicano británico Harry Tap inventó un dispositivo para domar esposas diseñado para calmar a su señora gruñona. Construyó seis de ellos. Desconocemos que les pasó a los cinco restantes (posiblemente alguno acabó estampado contra su cabeza) pero uno sobrevive hasta nuestros días, después de ser donado al Keighley's Cliffe Castle Museum en 1937, un castillo-museo que actualmente lo expone como su pieza más preciada.

Como muestra el nombre en el lateral (“una cura patentada para la cruz de la mujer”) este Hen Pecked Club’s Peace Box tenía como misión calmar a la mujer histérica a base de mimos, como si fuera un niño. Para ello se metía a la mujer en la caja, se cerraba la tapa para que no pudiera salir y se la mecía hasta que se quedaba dormida.

Una vez "dormida", el marido sabedor del deber cumplido, se iba al pub y cuando regresaba se encontraba con una nueva esposa, que con tal de no volver a ser semi-enterrada en vida permanecía más suave que un guante durante días.

Fiona Bruce, conocida por su militancia feminista y por ser la presentadora del programa de la BBC Antiques Roadshow donde se muestra el instrumento, no se pudo resistir a probarlo: "Aunque va en contra de todos mis principios, no pude negarme a entrar y...¡realmente es muy cómodo!”. Sin embargo, también la presentadora se pregunta si la insistencia de su equipo para que se introdujera en tan extraña invención no llevaba una segunda intención.

Hemos de aclarar a Fiona, que lo ha encontrado muy confortable, que la comodidad y el enclaustramiento forzoso no son conceptos antagónicos...aunque rara vez se den la mano de la forma en que lo hacen en este tranquilizador de parientas, sin duda un dispositivo que sólo pudo haber surgido de la mente de un Mr. Hide transmutado en Jekyll después de recibir una bronca por no bajar la tapa de la letrina.

Vía The Gloss

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