OPINION

HeatBalls burla la prohibición de las bombillas incandescentes pasándolas por “mini-calefacciones”

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La UE prohibió la fabricación y comercialización de las bombillas incandescentes de 100 W en septiembre de 2009. En ese momento se puso en marcha la cuenta atrás para ir eliminado gradualmente todas estas bombillas del mercado en 2012. El pasado septiembre cayeron las de 75 W.

Este hecho ha provocado que los almacenes se hayan vaciado de las antiguas bombillas de más de 60W, pero al venderse en grandes cantidades antes de la fecha límite; en parte por el ímpetu de la gente en acumularlas (personas que tienen serias dudas sobre los beneficios ambientales de las sustitutas) y, también, porque muchos entienden esta medida como un recorte a su libertad de elección.

Un ingeniero mecánico alemán, simpatizante de ambas corrientes lumínicas, ha pasado por alto la prohibición de la Unión Europea y se ha erigido en adalid de los defensores de las incandescentes comercializado su propia marca de bombillas como si fueran mini-radiadores.

Siegfried Rotthaeuser y su cuñado han encontrado una manera legal de importar y distribuir bombillas incandescentes de 75 a 100 W ("Heatballs" las llaman) mediante su producción en China, para luego venderlas como "pequeños aparatos de calefacción".

Los cuñados estudiaron la legislación de la UE y se dieron cuenta que, debido a que las viejas bombillas incandescentes producen más calor que luz (cerca del 95% de su producción es calor y la luz tan sólo un 5%), podrían utilizar este hecho para venderlas legalmente como pequeños radiadores.

Unos de los que más acumulan “bombillas prohibidas” son precisamente los alemanes, los compatriotas del ministro de Medio Ambiente Sigmar Gabriel, que en 2007, mientras su país presidía la Unión, lanzó la propuesta de prohibición a nivel continental. Algunos vendedores alemanes afirman que las ventas de bombillas incandescentes de 100 W subieron un 600 por ciento meses antes del dead-line anual; y algo parecido acaba de pasar con las de 75 W.

Los dos ingenieros describen las heatballs como un elemento de "resistencia contra la legislación que se aplica sin necesidad de recurrir a los procesos democráticos y parlamentarios”. Cada bombilla se vende a un precio de 1.69 € y han tenido tanto éxito que el primer lote de 4.000 unidades puestas a la venta se agotó en tres días.

Los cuñados Rotthaeuser, para evitar las suspicacias, se han comprometido a donar 30 céntimos de cada "HeatBall" vendida para salvar la selva tropical, en un acto que ven mucho más efectivo a la hora de proteger el medio ambiente que la inversión en lámparas de ahorro de energía, mucho más caras y que pueden “contienen mercurio tóxico” peligroso para la salud, según su punto su vista plasmado en su página web.

Vía Reuters

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