OPINION

Cruzando el mundo en tres cuartos de hora gracias a la propulsión láser

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¿Se imagina transportarse hasta el lado opuesto del planeta en sólo 45 minutos por el precio de un billete de avión? ¿Viajar en su propio micro-satélite al espacio por lo que cuesta un coche nuevo? Lightcraft Technologies, Inc. una empresa con sede en Bennington, Vermont (EEUU), lleva años trabajando para revolucionar “el acceso de bajo coste al espacio”, promocionando el uso de la propulsión láser para acelerar vehículos hasta la órbita terrestre.

Estos vehículos, que han bautizado como “lightcrafts”, serían una plataforma de vuelo o una nave espacial diseñada para ser propulsado por un haz de luz desde la Tierra.

El 90% de la masa de lanzamiento de cohetes convencionales es su combustible químico. Saltar al espacio hoy en día es muy caro y el desarrollo de motores y propergoles (carburantes) tiene sus límites. Lightcraft Technologies puede lanzar cargas útiles al espacio por una fracción del coste de los cohetes tradicionales porque la mayoría del motor se queda en el suelo.

Un láser instalado en tierra es la fuente de energía que impulsa el lightcraft. La parte trasera de la nave es un gran espejo parabólico altamente pulido que está diseñado para capturar el rayo láser que se proyecta desde el suelo. Este espejo concentra el haz pulsado sobre un propulsor de aire. Este aire se calienta por el haz a una temperatura de 10.000-30.000 °C, se convierte en plasma y se expande violentamente, empujando la nave hacia arriba.

A medida que el haz es rápidamente pulsado, el vehículo es propulsado hacia adelante continuamente, en su camino fuera de la Tierra. La mejor parte de la propulsión láser es que los componentes más caros (es decir, el láser y el telescopio para guiarlo) siempre permanecen en el suelo, dirigiendo la nave por un sistema de enfoque o de seguimiento, y nunca estarán sometidos a los riesgos de un lanzamiento.

Los primeros vuelos serían suborbitales y el "cohete sonda" alcanzaría una trayectoria entre los 50-100 km de altura. Lightcraft Technologies lleva desde 1995 probando la impulsión de vehículos con un láser infrarrojo de alta potencia de 10 kilovatios y ya en 2000 estableció un nuevo récord de altitud de 71 metros para vehículos impulsados de esta manera en vuelo libre.

En los años siguientes la empresa ha centrado su atención en el desarrollo de la tecnología para el lanzamiento de micro-satélites con un láser infrarrojo de dióxido de carbono de 1 megavatio de potencia. Ahora el siguiente paso es que se suban las personas, y para ello se han puesto un límite en el tiempo para comenzar sus vuelos comerciales: 2029.

Aún falta el diseño de la nave, de la que se encargan en esta ocasión un grupo de estudiantes suecos del Instituto de Diseño de Umeå, que han creado un prototipo con la marca “Spacelines Aurora” para mandar a los mandamases (que piensan que el tiempo es dinero) hacia las Antípodas de los viajes espaciales de negocios.

La “Aurora”, con forma de bellota, utilizará un chorro de aire comprimido en el despegue para hacer girar la nave. El giro es necesario para estabilizar la nave giroscópicamente, que será impulsada por el láser cortando el aire hasta ponerla en órbita.

Pero todo lo que sube tiene que bajar. Fuera de la atmósfera, una nave espacial demandará cierto suministro de carburante a bordo como el hidrógeno, para hacerse cargo del control en ausencia del oxigeno del aire. También los lightcrafts pueden usar otros espejos, situado en la parte superior de la nave, para proyectar parte de la energía transmitida por el láser por delante, lo que les permitiría maniobrar en el descenso y reduciría la cantidad de calor absorbido por el vehículo.

Suena a ciencia ficción; y también lo parece, a tenor de las bocetos de esta nave, un concepto que puede cambiar la forma de viajar en un futuro muy cercano.

Vía Design Blog

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