OPINION

¿Puede un cortaúñas que no eyecta las uñas ganar uno de los premios de diseño más prestigiosos?

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Los cortaúñas convencionales están al revés; son controlados desde el extremo equivocado"- Mark Ferris, diseñador del Klhip

La revista I.D (International Design Magazine, no confundir con la revista de moda británica i.D) fue fundada en 1954 y es considerada una de las Biblias del diseño industrial. La revista ha sido muy influyente en este sector y ha empleado entre sus páginas a muchos diseñadores reconocidos a lo largo de sus 56 años.

Cada temporada publican su esperado Annual Design Review, una lista de los trabajos del año que, según un jurado de destacados profesionales del ramo, han impactado en nuestra cultura material y visual durante el presente curso. Algunos ganadores recientes incluyen a Apple, Nike, HP y Dyson. Ahora a tan conocidos nombres habrá que unir el de Klhip, el fabricante de este cortaúñas profesional que ha sido elegido en la categoría de "Productos de Consumo" de 2010.

Klhip es un cortaúñas revolucionario que usa la ingeniería inversa para sacar mayor partido de un instrumento que casi todos utilizamos desde hace tiempo. El secreto de su éxito radica en que la presión se realiza en la parte posterior de la cuchilla (gracias al sistema de palanca plegable) y no en la cabeza de ésta, por lo que se obtiene mayor ergonomía y un menor esfuerzo de corte, algo que agradecerán todos aquellos que no vigilan con frecuencia el final de sus extremidades.

Aunque quizá la funcionalidad que más valorarán muchos de este cortaúñas, fabricado en acero quirúrgico, es que no lanza las uñas por los aires como pequeños shurikens cortantes, pues las acumula en una cavidad formada en el interior de la cuchilla para su posterior volcado en el cubo de basura (o en el tarro de las uñas, para el que las guarde).

Los objetos a menudo pueden llegar a ser tan omnipresentes que ya no cuestionamos su forma o función. Los mecanismos para cortar las uñas, por ejemplo, apenas han cambiado desde la revolución industrial. Y si bien el klhip cuesta la friolera de 50 $, está garantizado de por vida y a bien seguro que enganchará a todos aquellos que busquen la efectividad en su manicura íntima, así como una buena imagen de marca de su utensilio más fiel.

O, simplemente, una manera más elegante de hacer las cosas, sin necesidad de poner en peligro la integridad ocular por el peligroso vuelo de las uñas al quebrarse.

Fuente: klhip

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