OPINION

Hoops!, cómo convertir un robot de soldadura en una estrella del balón

HOOPS1
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“Roboworld” es una exposición abierta, desde el 19 de junio de este año, en el segundo piso del Centro de Ciencias de la Carnegie Mellon University, en Pittsburgh. Es considerada como la muestra permanente de robótica global más grande del mundo y cuenta con exposiciones interactivas de robots reales y sus entornos de trabajo, así como con demostraciones prácticas de cómo pueden sentir, pensar y moverse.

También se ha convertido en la sede física del Hall of Fame de los robots, hasta ahora un centro virtual, y que fue creado en 2003 por la Facultad de Ciencias de la Computación para honrar los logros de la robótica, real o de ciencia ficción, que han servido de inspiración creativa a los ingenieros (este año 2010, uno de los que ha entrado es el Terminator T-800, junto con la Roomba).

En este salón de la fama se pueden encontrar réplicas a tamaño natural de Hal 9000 de "2001: Una odisea del espacio", C-3PO, su compañero R2D2, el Rovers Spirit, el Opportunity...y de "Hoops", un robot de soldadura que ha salido de su turno en una factoría automovilística para lanzar a canasta pelotas de baloncesto; y encestarlas con una estadística del 98% de efectividad.

Hoops ha fascinado a todos los visitantes del centro de ciencias de la Carnegie Mellon y ahora, como novedad, permiten a los que asistan a la robo ™ retarle en un concurso de canastas.

Los robots industriales se utilizan en las líneas de montaje para repetir tareas mecánicas una y otra vez, como soldar piezas de automóviles, y son capaces de llevarlas a cabo con un alto grado de precisión. Pero a pesar de su exactitud, este tipo de robot es aún primitivo en comparación con los seres humanos, ya que su "cuerpo" se limita a movimientos básicos y no puede sentir o pensar; simplemente actúa de acuerdo a su programación.

Hoops, que fue creado nada menos que en 1996, todavía no ha sido ganado por un ser humano con un buen día. A pesar que ese 2% que le falta para la efectividad total podría ser usada por un jugador con buena muñeca para batirle en cualquier momento, posiblemente tendríamos más oportunidades de vencerle, por ejemplo, jugando al futbolín.

Originalmente desarrollado en 2001 por la Universidad de Freiburg en Alemania, el Foosbot Starkick también se encuentra en préstamo, durante 5 años, en la exposición. En este caso, el futbolín robótico es un ejemplo de la unión de detección, pensamiento y actuación; un sistema autónomo, una máquina de aprendizaje que se convierte, incluso, en un rival más duro que Hoops, pues utiliza la tecnología robótica para superarse.

¿Cómo sabe dónde está el balón? Starkick ve el campo de juego a través de una cámara y, dependiendo de la situación del juego, acciona las barras del futbolín. El sistema utiliza un sensor para controlar el balón. Trescientas luces infrarrojas iluminan la base del campo y una cámara montada debajo sigue las reflexiones de infrarrojos que ofrece la pelota.

Un sofisticado software recibe los datos de la cámara, determina la ubicación, dirección y velocidad de la bola, y decide qué jugadores deben moverse para pasar, lanzar, o marcar. El Foosbot es rápido, muy rápido; puede realizar el seguimiento de la bola y determinar su próximo movimiento 50 veces cada segundo, más rápido que un colibrí tras beber una gota de Redbull.

Y también admite duelistas que quieran medirse con él en la roboworld, si aún te quedan ganas de otra paliza tras haber pasado por el aro de Hoops. Dicen por Pittsburgh que el suelo bajo el futbolín luce brillante de tantos rivales a los que ha dejado a cero.

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