OPINION

El autobús chino del futuro es una copia de un concepto de hace más de 40 años

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Cuando a principios de agosto del año pasado el "3D Express Coach" fue presentado por las autoridades chinas como una revolución en el mundo del transporte urbano (una autobús con piloto automático que corre sobre los coches lo es, no cabe duda), todo el mundo pensó que la ocurrencia gestada por la Shenzhen Hashi Future Parking Equipment Company tenía visos de convertirse en una de las mejores ideas de la temporada. O por lo menos de las más sorprendentes.

Cómo así fue, cuando la revista TIME la eligió como una de sus mejores 50 invenciones del año que nos acaba de abandonar. La parte de sorpresa viene ahora, cuando se demuestra que el sesudo concepto no es más que una copia china del "Landliner", un sistema de transporte que se concibió sobre el papel para unir las ciudades de Boston y New York y que apareció en la portada de la revista New York el 24 de febrero 1969.

El Landliner fue descrito como un medio para satisfacer las demandas de la expansión urbana de Nueva York y con el que “uno podía vivir en Connecticut, trabajar en Boston y ver una película en Times Square". En este caso la idea era utilizar las autopistas interestatales como soporte sobre el que podrían deslizarse los autobuses en el futuro, impulsados a 60 millas por hora gracias a turbinas a reacción controladas por ordenador.

En el caso del Landliner, que se bautizó como el “autobús que nunca se detiene”, se podía acceder a él en marcha, desde otros autobuses convencionales o utilitarios, gracias a un sistema de grúas que “atraparía a los vehículos en marcha” para subirlos al interior de su panza. Allí los pasajeros podrían desembarcar y disfrutar de las instalaciones, que incluirían teatro, gimnasio, restaurantes, cafeterías, salones de baile, salas de conferencias y cubiertas de observación.

El Landliner fue obra del diseñador Craig Hodgetts, que todavía está vivo y ha sido preguntado por la web Curbed sobre qué le parece el intento de apropiación intelectual chino. Sorpresivamente, a Craig Hodgetts no le ha importado ver su tren entrar en la Estación de Oriente con un retraso de 42 años.

Resulta que está completamente emocionado al ver su versión, aunque sea china, porque todavía cree que una idea radical como esta tiene un gran potencial de cambio. "Este podría ser el momento de empezar a abrir las mentes de la gente en la exploración del transporte público", afirmó.

El artículo en el New York original

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