OPINION

¿Y si El Corte Inglés se abriera al Sol?

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La nueva torre de El Corte Inglés de Castellana (Madrid), que renacerá de las cenizas del Edificio Windsor (calcinado en el incendio en 2005), tendrá tan sólo 23 plantas y 103,7 metros de altura, tres menos que el anterior, y se inaugurará pronto; en este año sin duda.

El aspecto que los futuribles bocetos presentan no dista mucho de otros centros de la marca. Cuando la compañía presidida por Isidoro Álvarez presentó su proyecto para reconstruir el Windsor en marzo de 2009, dejó bien claro que el objetivo no era el aspecto, sino construir un edificio de doble uso.

Por un lado, en las siete primeras plantas se encontrará la zona comercial de El Corte Inglés y, por otro, una torre transparente donde se ubicarán oficinas y que ocupará desde la planta novena hasta la 21. Para separar la zona comercial de las oficinas, el inmueble contará con dos accesos diferentes.

Normalmente, el diseño de torres de uso mixto sigue esta pauta de dividir el edificio en dos partes bien diferenciadas, sin interacción entre ellas. El arquitecto italiano Paolo Venturella se ha dado el gustazo de imaginar cómo sería el nuevo Windsor si se produjera en todo su cuerpo una fusión de zonas comerciales, públicas y residenciales en todos los niveles, un edificio de 42 pisos que pudiera fomentar que la actividad de la calle pudiera continuar a lo largo de toda la torre, en vez de quedarse anclada en la sexta planta, la de cafetería.

La propuesta plantea el espacio como si el edificio hubiese sido cortado por una espiral al rojo vivo, formándose una serie de terrazas verdes públicas que crecen en diferentes alturas a lo largo de la torre. Esas enormes terrazas serían para que todos lo madrileños pudieran disfrutar de ellas, sean de la religión consumista o no, con impresionantes vistas y dispuestas de acuerdo a la exposición solar.

Estos “espacios de vida” serían colocados con orientación hacia el sur para aprovecharse de la luz del día natural, mientras que las zona de trabajo, residenciales o comerciales estarían en bloques perpendiculares a las terrazas, para facilitar la ventilación de estas zonas.

La estructuración de los bloques permitiría vistas de 360 de la ciudad en múltiples niveles, gracias a las plataformas y los espacios que forman las cajas, como si todo el conjunto fuera una construcción de LEGO súper compartimentada.

En los 42 pisos, además de las zonas comerciales del supermercado de bandera, también coexistirían (intercalados entre las distintas terrazas) hoteles, salas de convenciones, restaurantes...para coronar con las oficinas y los apartamentos residenciales, en el último nivel.

En definitiva se trataría de un edificio que vive y bebe del sol, como un juego de niños que lo abraza y lo refleja en forma de invitación, para que todos puedan disfrutar de las vistas y el horizonte. Y lo haría en contraposición a la mole opaca, fría, casi militar, que caracteriza a la arquitectura tipo de los cortes ingleses antiguos. Y un poco también de los nuevos.

Además, esta curiosa funcionalidad y accesibilidad de todo el conjunto podría ser una impagable forma de atraer a los ciudadanos hacia los grandes almacenes, mientras también se da la oportunidad de pasear a los que no van a comprar nada, que es en esencia a lo que van muchos al Corte Inglés. Por los menos en estos tiempos de oscuridad.

Así será el Corte Inglés de Castellana...

Y así podría haber sido...

Fotos: Paolo Venturella [Flickr]

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