OPINION

Rompe el récord mundial de comida rápida con una mesa para seis que se desplaza a 200 km/h

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¿Por qué un hombre quiere construir una mesa de comedor que pueda volar en una pista de carreras mientras dispara llamaradas por unos floreros a modo de tubos de escape? Pues sólo por una razón: para convertirse en la pieza de mobiliario más veloz del mundo y quitarle el título a otro mueble del salón también rápido, en este caso al sofá turbopropulsado de Edd China y Marek Turosk, que ostentaba la anterior marca con 150 km/h desde 2007.

Y es que en el mundo del speed-furniture jamás se había logrado superar la barrera psicológica de las 100 millas por hora. Perry Watkins, director de ventas en Wingrave (UK) y alma-mater del proyecto, ya tenía los registros de velocidad para el coche más pequeño del mundo y también el más bajo de bajos. Pero para el récord de velocidad de muebles, eligió una mesa de comedor porque pensaba que con un mantel sería más fácil de disimular el torpedo de motor que montaría debajo.

Perry comenzó con la compra de un viejo Reliant Scimitar V8 Sabre convertible, arrancando los paneles de fibra de vidrio y despojándole de polvo y paja hasta el chasis, completando la potencia del motor con un sistema de inyección de óxido nitroso que le diera los caballos necesarios para dejar al sofá correcaminos apoltronado.

El pasado 5 de septiembre “la mesa prodigiosa” hizo dos carreras oficialmente cronometradas en una pista británica; en la primera logró una media de 181,53 km/h y 184,75 km/h en la segunda. Estas velocidades son para una velocidad media en una pista de 500 metros, en cuyo asfalto alcanzó un pico máximo de más de 200 km/h.

Pero fueron los adornos los que realmente impresionaron a los espectadores. Watkins atornilló una vajilla real a la mesa, así como una amplia variedad de comidas auténticas del futuro, incluyendo salsas variadas hechas de resina de fibra de vidrio. El anfitrión de la cena era un maniquí, mientras Perry Watkins se escondía bajo el menaje para conducir su “Fast-food”, como cariñosamente ha bautizado al invento.

Su cabeza apenas era visible debajo de un pollo de plástico en una bandeja. Este pollo también tiene su función, pues a través de su ano el sistema nitroso purga el exceso de aire, saliendo de su interior una columna de 2 metros de humo blanco que, sin duda, avisa visualmente que la cena está a punto de llegar.

Fuente y detalles constructivos: Fast Food

Vía Dvice

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