OPINION

3.000 bacalaos equipados con termómetros dan pistas sobre la gestión de su pesca

bacalao1
bacalao1

Se dice que el bacalao es un termómetro para la evolución de las pesquerías en el mundo. Y es que su nombre es sinónimo de crisis en los barcos, de disminución de capturas. Sus poblaciones se han mermado en un 90% a lo largo de los últimos 40 años, tanto que la especie atlántica se consideraba amenazada de extinción sin una moratoria en su pesca.

La sostenibilidad a largo plazo de la pesca del bacalao se ha convertido en un asunto de interés inmediato para muchos países, y para despejar muchas dudas, un consorcio de científicos de nueve instituciones de investigación europeas lideran un proyecto para marcar a los bacalaos con mini-termómetros, para saber cómo van a ser capaces de hacer frente al aumento de las temperaturas del océano.

Los bacalaos son peces de agua fría y pueden ser especialmente vulnerables al calentamiento de los mares. Aunque hasta ahora no se sabía cuánto era el riesgo que corrían. Los científicos del proyecto CODYSSEY quieren establecer exactamente el rango de temperatura que en realidad el bacalao puede tolerar. Así que entre 2002 y 2005, se colocaron medidores de temperatura a unos 3.000 de peces de ocho poblaciones diferentes del Atlántico Norte.

Los medidores, adosados delante de su aleta dorsal, registraron y almacenaron a intervalos regulares las temperaturas del agua por donde se movieron, así como la profundidad y la situación geográfica de los ejemplares.

Hasta la fecha han sido capturados 902 bacalaos con termómetro, con sus sensores remitidos de vuelta a los investigadores de parte de los pescadores. Aunque sólo se han podido utilizar 384 termómetros para recopilar los datos, pues el resto habían dejado de funcionar al año de su vida. El resto de peces marcados, o sigue nadando alegremente, o un pez más grande ahora lo lleva en su interior.

Los resultados, que acaban de ser publicados en la revista Marine Ecology Progress, mostraron que los peces habitan aguas tan frías de hasta -1.5º C (cuando se alimentan de presas pelágicas en el mar de Barens o frente a Islandia) pero también tan templadas como 21º C (cuando descansan al sol cerca de las playas del sur del Mar del Norte), lo que fue una sorpresa mayúscula.

Esto muestra que el bacalao es un pez relativamente adaptable que puede tolerar temperaturas más altas de lo que se creía.

Sin embargo, suelen ser más conservadores a la hora de elegir la temperatura del agua donde desovan, ya que todos ellos buscaban aguas entre 1 y 8 ºC, lo que sugiere que los huevos y las larvas requieren bajas temperaturas para desarrollarse. También se descubrió que el bacalao habitaba profundidades que van de los 10 m a los 850 m y, en general, la profundidad promedio fue mayor en los meses de verano y otoño que en los de invierno y primavera.

En general, los resultados del proyecto CODYSSEY han demostrado que el bacalao del Atlántico muestran un notable repertorio de comportamiento y una gran tolerancia a su medio ambiente, que permite a los individuos ocupar una amplia gama de hábitats marinos a lo largo de su vida.

Una noticia esperanzadora para el futuro de la especie que se espera que tenga una gran relevancia para la gestión pesquera a nivel nacional e internacional.

Más info: Proyecto CODYSSEY

Mostrar comentarios