OPINION

El sillón antisecuestros, probablemente la peor idea de seguridad aérea de todos los tiempos

sillon antisecuestros
sillon antisecuestros

En 1974 Jack Jensen sugirió una nueva manera para detener los secuestros aéreos, que en aquella década alcanzaron el grado de epidemia. Todos y cada uno de los asientos de los pasajeros del avión irían equipados con un cierre de seguridad en el cinturón, una jeringa hipodérmica y un respaldo inflable.

A través de un sistema de mandos a distancia, los miembros de la tripulación podrían atrapar a cualquiera de los pasajeros a su asiento, doblar su tronco contra las rodillas e inyectarle una solución “sedativa o venenosa”, en función de la peligrosidad percibida del sujeto, para dejarle K.O.

Según reza la explicación de la patente de Jensen, “las líneas aéreas han adoptado diversas medidas para evitar el secuestro de aviones, incluyendo la observación de los pasajeros, los detectores de metales, la inspección aleatoria del equipaje de los pasajeros y el uso de guardias armados en la nave. Sin embargo, todas esas medidas se han mostrado ineficaces”.

Posibilidades de éxito: 1%. Por cada secuestro evitado es fácil pronosticar decenas de pasajeros nerviosos, borrachos o con malas pintas empotrados y sedados durante un vuelo transoceánico por el discutible criterio de las aeromozas.

Visto en Futility Closet.

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