OPINION

“Eduardo”, un vehículo eléctrico eficiente salido de la mente de 14 estudiantes en las antípodas

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Imagina que le encargas a un puñado de estudiantes locos de la ingeniería que rediseñen el futuro del transporte en zonas urbanas usando vehículos eléctricos. Sin cortapisas, permitiéndoles que dejen volar su imaginación; pero sin pasarse por el arco del triunfo los estándares de la industria y las leyes de la Física.

No es de extrañar que el futuro visto desde las antípodas de una universidad australiana tenga el aspecto del vehículo más divertido que podría poblar el asfalto: se llama EDWARD (acrónimo de Electric Diwheel with Active Rotation Damping) y ha sido creado por 14 estudiantes de la Universidad de Adelaida.

Aunque pueda asemejarse en su forma a los Diwheel (Hailfire Droids) de “Star Wars”, este vehículo de dos ruedas es capaz de viajar a una velocidad aceptable y puede dar vueltas a su conductor de manera segura como si estuviera en un parque temático constante.

Pero no es la diversión su principal propósito: es la eficacia en la conducción lo que se logra con esta capacidad de rotar el eje del asiento de manera agresiva. Los estudiantes afirman que con un estilo más acrobático de conducción (es decir, convertir la cosa del revés y dar vueltas sin parar) se puede uno mover de una manera más eficiente y obtener una posible solución a la congestión urbana a la que nos enfrentamos en nuestras ciudades.

Los estudiantes han instalado un sistema de control por joystick para sus dos ruedas que se asemeja al controlador de un videojuego de simulación y que con una simple palanca puede fijar la montura en un punto, para que el conductor se sienta quieto y parado, como el jockey que participa en una carrera de trotones.

Además se ha diseñado especialmente un sistema de estabilización para que los usuarios tengan una experiencia de conducción más suave. Si uno se aburre y le apetece hacer algunos caballitos, sólo tiene que quitar esta especie de freno de mano, desbloquear el marco interior de las ruedas exteriores y ponerse a dar vueltas giroscópicas como un poseso.

El diseño mecánico y algunos de los componentes electrónicos de EDWARD se completaron en 2009, desarrollándose la mayoría de los sistemas de control durante el 2010. Por ahora han logrado una batería eléctrica de plomo y ácido que les da una autonomía de 1 hora de acrobacias.

La velocidad que alcanza está en torno a los 40 Km/h, aunque está limitada por la relación de transmisión entra las ruedas y el motor. Es posible cambiar esta relación para aumentar la velocidad máxima, pero esto sería a expensas de disminuir la rápida aceleración y maniobrabilidad.

Y aunque parezca lo más parecido a subirse a una montaña rusa con ruedas (y los viajes de larga distancia prometan ser cuando menos "moviditos") su deceleración de frenado es sólo de 0,7 G, lo cual no es mucho más alto que la mayoría de los aburridos y contaminantes vehículos en los que nos montamos a diario.

Más info del proyecto aquí.

Vía Wired

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