“¿Qué harías tú en un ataque preventivo de la URSS?”, se preguntaba Polansky y el Ardor en los ochenta. Pues si trasladas la pregunta tres décadas atrás y un continente al oeste la respuesta es este práctico traje-sarcófago de plomo con el que protegerse de los primeros momentos de la explosión nuclear. Se trata de una patente de 1958 que nunca llegó a fabricarse porque, suponemos, la oportunidad de negocio era muy inferior al nivel de paranoia exigible para su triunfo.
La “cámara de evacuación portátil” era en esencia un sarcófago metálico que cubría al usuario por los cuatro costados, creando una barrera infranqueable a la radiación nuclear. El sarcófago incluye una barra transversal para poder elevar la estructura y desplazarnos por la ciudad en busca de víveres u otros supervivientes ataviados con su propio sarcófago.
Veamos ahora la ilustración que acompañaba la patente, en la que se muestra un caso práctico del uso del traje metálico en una calle cualquiera de una ciudad norteamericana, por ejemplo Nueva York, que siempre ha estado en el punto de mira de los enemigos de la libertad. Por la mugre y el desorden podemos inferir que la bomba acaba de caer y que la mayor parte de la población ha sido aniquilada.
Vemos a dos supervivientes, afortunados propietarios del sarcófago antinuclear, uno de ellos se apoya en la pared para evitar cualquier grieta por donde se cuelen las radiaciones letales. El otro ha optado por la postura yacente, abrazado a la acera y, por tanto, invisible a su improbable compañero de traje. ¿Cuál sería la próxima viñeta? ¿en qué momento los usuarios deciden salir y buscar agua y comida, seguramente contaminados?
Posibilidades de fabricación: 3%. La década de los 50 fue uno los momentos álgidos de la Guerra Fría pero la amenaza del ataque nuclear soviético fue más un espantajo utilizado por el conglomerado industrial-militar (Eissenhouer dixit) para aumentar su poder que una amenaza real. De haberse producido el temido ataque no hubiera sido una sino centenares las ojivas lanzadas por la URSS, de forma que el sarcófago nuclear sólo hubiera servido como ataúd para sus usuarios.
Visto en Calle Larga.
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