OPINION

Top 5: las "mejores" cárceles del mundo

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Ir a prisión (justificadamente o no) es una enorme desgracia para cualquier persona: la pérdida de la libertad y la dignidad humanas, las condiciones de hacinamiento e insalubridad, la comida, la inseguridad… y todos sabemos lo que pasa en los baños.

Al menos es la idea preconcebida que la mayoría tenemos en mente. Pero como no hay nada peor que los clichés y desde pequeñitos nos enseñaron a no tener prejuicios vamos a demostrar que no todo es lo que parece. El top 5 de los centros penitenciarios a los que seguro preferiríamos ir. Ya no volverás a ver a las ancianitas con bolso con los mismos ojos…

1. Handel Fengsel - Noruega

Bautizada como “la cárcel más humana del mundo”. Abrió sus puertas en marzo del año pasado y fue inaugurada por Harald V,  rey de Noruega, un mes más tarde.

Situada en medio de una floresta, tiene capacidad para 252 presos. O mejor sería llamarles residentes. Cada habitación (porque sería degradante llamarlo celda) cuenta con televisor de pantalla plana, luz natural, mobiliario moderno, baño propio y nevera. Entre cada 10 o 12 habitaciones hay una cocina y salita de estar.

Para amenizar la estancia, los reclusos disponen de una amplia variedad de actividades culturales y deportivas: Lecciones de música, librería, rocódromo, estudio de grabación, gimnasio, campos de basket y fútbol… Y por si acaso todavía queda alguien insatisfecho, los internos reciben periódicamente un cuestionario en el que se les anima a decir cómo mejorarían la calidad de vida del lugar.

Para los preocupados por la estética, no se preocupen. El recinto cuenta con muebles de diseño dentro y fuera de las habitaciones. Las paredes están decoradas con obras de reconocidos artistas contemporáneos por valor de 1 millón de euros.

¿Ha pensado en cambiarse de piso? Traiga a su familia a Handel Fengsel, nuestro equipo de seguridad compuesto por hombres y mujeres desarmados estará encantado de atenderle en cada una de sus necesidades. Y hasta podrá jugar al dominó con Anders Behring Breivik, el asesino de Oslo, que se hospeda allí.

2. Justice Center Leoben – Austria

Situada en la ciudad de Leoben, en la parte central del país, inaugurada en noviembre de 2004,  el Justice Center sería otro firme candidato a ‘resort’ de lujo.

El diseño, más parecido a un conglomerado de oficinas que a una prisión, fue obra por el arquitecto Joseph Hohensinn. Tiene capacidad para 205 presos. Cada uno cuenta en su habitación con baño y cocina privados, ventanas (irrompibles) de suelo a techo, escritorio y estanterías.

Por si fuera poco, dispone de un enorme gimnasio, mesas de ping-pong basket y habitaciones conyugales por si hay que atender a las visitas.

3. Cárcel de San Antonio – Venezuela

Emplazada en la paradisiaca isla de Margarita, este complejo con capacidad para 2.000 reclusos no destaca por la calidad de su mobiliario o el trato de los guardias. En San Antonio son los presos quienes controlan la prisión; o al menos uno de ellos, Teófilo Rodríguez, mejor conocido como ‘El Conejo’, que dirige con mano de hierro la rutina en el penal.

Traficante de drogas, tomó el control por la fuerza e impuso una serie de radicales cambios para transformar el lugar en un salvaje campamento de verano: cada recluso camina por donde quiere, dispone de habitaciones (previo pago) para las visitas conyugales, hay piscina, hamacas y demás comodidades impropias de una hacinada cárcel venezolana.

En San Antonio también existen otros entretenimientos imposibles de ver en Noruega o Austria: el consumo de drogas es habitual, se hacen apuestas, peleas de gallos e incluso se trafica con el mundo exterior. ¿Seguridad? Es frecuente ver caminar a hombres portando un verdadero arsenal, si a eso se le puede llamar seguridad.

Por fuera, la penitenciaría presenta el aspecto normal de una cárcel venezolana. Guardias de verde patrullan el perímetro y hay francotiradores apostados en cada torretas. Como repiten sus vecinos de allende los muros: “en San Antonio puedes hacer de todo menos salir”.

4. Prisión de San Pedro – Bolivia

Situada en el centro de La Paz, capital de Bolivia, este recinto, que alberga 1.700 reos, más que una cárcel se asemeja a una urbanización privada dentro de la propia urbe.

Traspasados sus muros, los nuevos inquilinos tienen que alquilar o comprar su celda, y para eso tienen que trabajar. No hay problema. Hay restaurantes, bares, peluquerías e incluso un hotel. Los niños juegan por las plazas, ya que los prisioneros pueden llevar a sus familias a compartir su lugar de condena.

Los que tienen dinero, pueden llegar a permitirse un lugar en Los Pinos, la zona con mejores celdas de la prisión, equipadas con televisión por cable, baño y cocina privados e incluso algunas con mesa de billar.

Hasta hace poco, estaba permitida la entrada de turistas, a los que se les guiaba por las calles y se les escenificaba escena de la vida cotidiana en prisión: comercio de droga, peleas con navaja. Actualmente, la entrada de curiosos está prohibida, pero eso no ha impedido que el comercio de cocaína con el exterior sea una de las principales fuentes de ingreso de la pequeña ciudadela.

5. Prisión de Aranjuez – Aranjuez

También conocido como el Centro Penitenciario Madrid VI. Situado a 40 kilómetros de la capital, tiene capacidad para 936 internos, el número real de personas que lo habitan supone casi el doble.  Es popular por tener un ‘módulo familiar’ donde los condenados pueden vivir con su pareja y niños, de hasta 3 años de edad.

Estas “celdas de 5 estrellas” están pensadas para un ambiente familiar: disponen de cuna, personajes Disney decorando las paredes, baño propio y hasta cama de matrimonio. Fuera, los niños pueden jugar en la guardería con otros niños y reclusos.

La iniciativa comenzó en el año 1998, como una forma de motivar a los padres a desarrollar lazos familiares y ayudarles a rehabilitarse. Aunque existe discrepancia sobre si la estancia en la cárcel condicionará emocionalmente al niño en el futuro, padres y psicólogos reconocen que la experiencia es mejor al trauma de la separación. Cumplidos los 3 años, los niños abandonan el centro y pasan a la protección de sus tutores legales, o de no haberlos, del Estado.

Los condenados por delitos sexuales, lógicamente, tienen vedado el acceso a este tipo de beneficios penitenciarios.

Fuentes: Handel Fengsel, hestar.com, noticiascentro.com, nytimes.com, prisiones.es, conceptrends.com, elmundo.es, bbc.co.uk

Imágenes: terra, nytimes, lainformacion, wikipedia,

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