OPINION

China suspende el 80% de sus proyectos ferroviarios de alta velocidad

El pasado 23 de julio, dos trenes de alta velocidad colisionaron en la región china de Wenzhou, al este del país, causando al menos 43 muertos y más de 200 heridos.

La ya bautizada como “catástrofe de Wenzhou” sacó a la luz las dudas sobre la fiabilidad de los trenes chinos de alta velocidad, cuya red debía pasar, según las previsiones, de los 8.358 km de finales de 2010 a más de 13.000 km en 2012 y llegar a los 16.000 km en 2020.

Para el próximo año, se esperaba que China tuviera ya más kilómetros de vías de ferrocarril de alta velocidad que el resto del mundo en su conjunto. Pero no va a ser así.

Según informa el tabloide chino 21st Century Business Herald, después de que el gobierno chino estudiará "en profundidad" los proyectos ya aprobados, para "escoger de forma racional" las normas tecnológicas y los planes de construcción, este mismo gobierno ha decidido suspender el 80% de estos proyectos de construcción.

El Ministerio de Ferrocarriles, bajo presión de los observadores internacionales, ha decidido volver a evaluar la seguridad de toda la red y ha dado instrucciones a los bancos chinos de no prestar dinero para la construcción de más kilómetros de nueva línea ferroviaria.

Aunque dejarán una mínima parte actualmente en ejecución, "suspenderemos la aprobación de todo nuevo proyecto de construcción de ferrocarriles", indicó el gobierno en un comunicado tras un consejo de ministros presidido por el primer ministro Wen Jiabao.

Por si fuera poco, la cosa no acaba ahí. China tenía la esperanza de recuperar parte de su enorme inversión en AV mediante la venta de su tecnología de alta velocidad ferroviaria en el extranjero, incluyendo a Gran Bretaña con la que tenía ya firmados varios contratos: los planes de exportación tecnológica también se han suspendido.

Aunque el accidente del pasado 23 de julio resultó un mazazo para la industria, era prácticamente imposible continuar con el ritmo de kilómetros de alta velocidad que pretendía el gigante asiático.

La salud del sector ferroviario de la China estatal, en especial sus nuevos proyectos de alta velocidad, ya llevaba tocada desde principios del año pasado, cuando se descubrió que el ex ministro de Ferrocarriles Liu Zhijun, supuestamente se llevó más de 800 millones de yuanes (casi 100 millones de €) en sobornos durante varios años en los contratos vinculados a la red de alta velocidad.

Actualmente se ha auditado que el Ministerio de Ferrocarriles arrastra un nivel de deuda en torno al 56% de los activos de todo el ministerio.

Este ministerio tenía como privilegio institucional la obtención de créditos blandos de los bancos chinos, lo que ha sido la envidia de muchos gobiernos extranjeros durante años. Por ejemplo, el China Development Bank concedió a la Consejería de Transportes un período de gracia de 3 años para los préstamos, lo que significa que el ministerio sólo paga intereses y no la suma principal hasta el cuarto año.

Esta práctica fue seguida por otros bancos, incluyendo algunos que permitieron que el Ministerio de Ferrocarriles se retrasara en la devolución de la suma principal hasta el quinto año. Sin embargo, después del accidente, la presión financiera parece que se ha hecho insostenible. Los dos mayores contratistas de la construcción de trenes chinos ya se habían visto obligados a suspender hace poco algunos de sus trabajos después de que se retrasaran en los pagos con ellos.

Ahora las grandes corporaciones bancarias también ven con ojos cada vez más abiertos como la situación puede convertirse en una burbuja ferroviaria que no pare de hincharse a alta velocidad; una burbuja que como explote dejará a China en evidencia ante el resto del mundo por sus ansias expansionistas sobre una de las infraestructuras más caras y difíciles de realizar.

Fuente: 21st Century Business Herald

Vía Daily Telegraph y China Daily

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