OPINION

La "rata de Vacanti": cuando los científicos hacían crecer orejas en laboratorio

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Esta foto corresponde a 1995, año en que dos investigadores, el Dr. Charles Vacanti, un anestesiólogo de la Universidad de Massachusetts, y la Dra. Linda Griffith-Cima, profesor asistente de ingeniería química del MIT, decidieron hacer crecer una oreja con forma humana en el lomo de una rata para demostrar una nueva técnica de trasplante que estaban investigando.

La petición llegó de un cirujano plástico del Children`s Hospital de Boston, el Dr. Joe Upton, un médico que estaba cansado de ver como trataba sin éxito a niños que nacían sin orejas o que las habían perdido por un accidente o mordedura.

Así que ambos investigadores se dedicaron a la creación de una oreja en el laboratorio implantando un tejido de poliéster reabsorbible bajo la piel de una rata de laboratorio sin pelo para, a continuación, introducir células de cartílago bovino a través de la forma.

La rata, criada especialmente sin su sistema inmunológico para evitar el rechazo del tejido, fue alimentada y cuidada mientras las células del cartílago crecían y se multiplicaban para sustituir a la fibra.

Una vez la oreja lista para despegar, la rata se mantuvo viva y saludable después de la extracción, según afirmaron los investigadores para calmar a la Sociedad para la Prevención de la Crueldad hacia los Animales.

El "ear-mouse", como fue conocido mundialmente, no sólo provocó terror entre los grupos de derechos animales sino también en los que estaban en contra de la modificación genética.

El 11 de octubre 1999 , el grupo anti-genética Turning Point Project colocó un anuncio a página completa en el New York Times utilizando la imagen con una leyenda inexacta que decía: "Esta es una foto real de un ratón genéticamente modificado con un oído humano en la espalda".

Algún día, las orejas y las narices se podrán cultivar en un tubo de ensayo; pero allá por 1995 las ratas y otros de su especie estaban a la vanguardia de la ciencia conocida como ingeniería de tejidos, que permitía a los laboratorios hacer crecer la piel y los cartílagos para el trasplante en seres humanos.

Escultura dedicada a la rata de Vacanti.

Vía The Strange Place

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