OPINION

Érase una vez una casa en venta encima de un silo de misiles

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Los llaman 20th Century Castles (castillos del siglo XX) y son instalaciones militares en desuso que una vez acogieron silos de lanzamiento de misiles nucleares en Estados Unidos.

Hace tiempo que estas infraestructuras olvidadas se pusieron a la venta para particulares, buscando a un público preocupado por su seguridad que supiera apreciar lo que es vivir encima o dentro del centro de mando de una base militar abandonada, en una iniciativa inmobiliaria enfocada a un público con un alto poder adquisitivo.

Los tratados estratégicos de desarme nuclear hicieron que fuera necesario destruir estos silos de misiles intercontinentales, construcciones de decenas de metros bajo tierra. Así que los militares pensaron que recalificándolos como estructuras de uso particular sería más fácil ahorrarse los costes de eliminación, mediante su salida a la venta.

Como a la venta sale ahora esta casa en las montañas de Adirondack, un macizo de los Estados Unidos en el noroeste del estado de Nueva York, que fue adquirida por Bruce Francisco y su primo/socio Gregory Gibbons en 1991.

Ambos recuerdan como nada más ver la propiedad, que era sólo un hueco de escalera que salía de la tierra, pensaron que deberían hacer algo extraordinario con ella. Y se decidieron por construir una casa en superficie con una entrada al silo, una especie de guarida secreta infranqueable.

La casa exterior se erigió con unos 200 metros cuadrados. Pero si se baja al sotanito, se encuentran otros 220 metros cuadrados más de lo que una vez fue un centro de control de lanzamiento de los misiles Atlas-F que albergaba y que ha sido convertido en comedor y espacio de entretenimiento, con dos suites de un dormitorio (con baños de mármol) y techos de más de 3 metros de altura, luz de día simulada y espacios diáfanos.

Bruce Francisco, como todo el que tiene una cueva, dice que no se dan cuenta de que está bajo tierra hasta que llegan a la superficie otra vez. “Es muy tranquilo y pacífico. Yo nunca he dormido mejor”. Mucho ayuda al aislamiento acústico la puerta blindada de una tonelada que separa el centro de mando del exterior.

Aunque por debajo de esta zona todavía se puede construir una “pequeña bodeguita”, pues a partir de aquí comienza el silo de misiles propiamente dicho, con una altura de 9 pisos que daría para una torrecita de apartamentos para muy preocupados por el fin del mundo, con unos 3.000 metros cuadrados habitables.

La propiedad está en medio de un parque estatal y está catalogada en una de sus subdivisiones como aeropuerto privado, ya que existe una pista de aterrizaje y un hangar de carga en el sitio. Hay 125 acres adicionales al oeste con vistas y una cabaña romántica para las visitas con claustrofobia.

Todo todito sale a la venta por 1,76 millones de $, 750.000 $ para el hogar en el silo, y 259.000 $ para la casa de madera en superficie, si se quiere comprar a cachos o compartir, como una vez hicieron Bruce y su primo Gregory.

La enseña el NY Daily News y la vende, con fotos, la inmobiliaria Sotheby's International Realty

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