OPINION

Un corazón sin latidos para una vida sin pulso

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El latido de nuestro corazón es el que marca el pulso de nuestra existencia. No se puede vivir sin un corazón latiendo ¿O sí?

Existe una excepción, la de Craig Lewis, un hombre de 55 años de Texas que tras doce 12 horas al borde de la muerte por una amiloidosis cardíaca (o “síndrome del corazón rígido") se convirtió en el primer humano en vivir cerca de 5 semanas sin pulso cardiaco, gracias a recibir lo que los médicos llaman el primer "corazón sin latido".

Ha sido desarrollado por los doctores Billy Cohn y Bud Frazier en el Instituto del Corazón de Texas, en Houston (EE.UU.), y utiliza dos rotores girando que propician la circulación de la sangre sin parar. Esas son las únicas partes móviles.

Pocas partes móviles significa que no se gastará como un corazón grande de bombeo que debe latir 100.000 veces al día, 35 millones de veces al año; y existen muy pocos dispositivos hechos por el hombre que cumplan con semejante resistencia a un coste aceptable.

Por eso sus creadores dicen que esta nueva máquina, que gira en lugar latir, es más confiable y podría sustituir a los corazones artificiales en el futuro, que se desgastan y pueden provocar la coagulación y los accidentes cerebrovasculares.

Las primeras pruebas de este corazón de flujo axial se realizaron sobre un ternero de nombre "Abigail" el año pasado; y más tarde se experimentó con él en 38 becerros. El primer ser humano al que se le implantó fue Craig Lewis, que estaba en una etapa muy avanzada de la amiloidosis cardíaca, que hace que los órganos fallen cuando el cuerpo acumula proteínas de forma anormal.

Craig murió en marzo pasado de una enfermedad subyacente, cinco semanas después de recibir el corazón sin latidos, cinco semanas en las que estuvo viviendo sin pulso, sólo con un pequeño zumbido que se oía ligeramente en su pecho.

Los médicos afirman que el corazón funcionó a la perfección. Lewis era capaz de sentarse y hablar con su familia a pesar de llegar con un órgano con ambos ventrículos muy dañados, imposibles de arreglar, con sólo unos días contados con los dedo de una mano de funcionamiento estimado.

Hasta ahora, las personas con insuficiencia cardíaca completa sólo han tenido dos opciones de recuperación: un corazón artificial de primera generación, con sus limitaciones en coste y tamaño, o un trasplante de corazón. Pero la espera de un corazón nuevo es un proceso largo al que no todos llegan.

Estos nuevos corazones serán más eficientes y menos costosos de fabricar. Y más pequeños y efectivos para colocar incluso en niños. Aunque primero habrá que trabajar el aspecto psicológico de llevar un corazón sin latir sobre el que jurar que uno está vivo, a pesar de que el cuerpo no parece necesitar pulso para vivir.

Muchos expertos en cirugía cardiotorácica, como el Dr. Abel DeAnda, del Bellevue Hospital Center en Nueva York, están de acuerdo en que esta será la ola del futuro en cuanto a corazones artificiales, el siguiente paso lógico en esta tecnología para salvar vidas. O para terminarlas, llegado el caso.

Como le ocurrió a Craig Lewis, ya convertido en un pionero de la ciencia médica, cuando llegado el momento en que los médicos supieron que ya no se podía hacer nada, le dieron la oportunidad a su familia de apagar el zumbido en su pecho, ese que le había dado una vida extra durante 5 semanas más.

Vía ABC NewsWhat`s on Ningbo

Foto: National Geographic

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