OPINION

Un museo pone a disposición su colección para que el público pueda imprimirla en 3D en casa

impresoras3D
impresoras3D

Si sois amantes del arte, no cabe duda: el Instituto Smithsoniano cuenta con varios de esos lugares que hay que visitar una vez en la vida. El museo del arte y el espacio, el de historia natural, la galería Freer… Pero como los viajes no son gratis, y la situación económica nacional no está muy boyante, muchos nos tendremos que conformar con una triste visita virtual, al menos por ahora. ¡Snif!

Pero quizá esta visita sea más entretenida e informativa de lo que pensábamos, puesto que se ha puesto en marcha un singular y laborioso proyecto: el de añadir un archivo digital en 3D de las obras allí expuestas… y también uno para crear réplicas impresas en 3D de varios de los objetos de su colección. ¿Podremos llevarnos una reproducción de sus famosos dinosaurios a casa, o al menos, contemplarla en el centro cultural del barrio? Quizá así sea en un futuro cercano.

El primer objeto impreso en 3D ha sido una copia de la estatua de Thomas Jefferson, que pudo ser vista en una exposición sobre el personaje en el Museo de historia y cultura afro-americana. La pieza original fue escaneada con una Minolta láser, un escáner de gama alta que viene a costar casi unos 100.000 dólares: no lo venden precisamente en tu Mediamarkt más cercano.

El estudio EIS se encargó de escanear la estatua y crear un modelo en 3D, que fue impreso por RedEye on Demand, en unos enormes equipos del tamaño de una nevera, y ensamblado por el equipo responsable, compuesto por dos personas, Adam Metallo y Vince Rossi. Viendo el éxito del experimento, el dúo espera que no sea sino el principio de una nueva corriente para replicar piezas históricas y así exponerlas en otros museos o escuelas, para que estén en alcance de todo aquel interesado.

Este dispositivo funciona como una impresora convencional, que utiliza cartuchos de plástico en lugar de Tinta. La impresora 3D divide el objeto a reproducir en capas, y las va creando poco a poco a base de plástico fundido, que se solidifica al enfriarse. Capa a capa, el objeto cobra forma, eso sí, en diferentes partes a ensamblar.

Por supuesto, más allá de la primera intentona, el proyecto afronta varios problemas. El primero, que son solo dos personas para capturar digitalmente 137 millones de objetos, que son los que alberga el Smithsonean. ¡Casi nada! Además, no hay muchas compañías semejantes a RedEye, por lo cual el volumen de producción tampoco puede aumentarse sustancialmente.

En todo caso, apenas el 2% de las referencias que conserva esta institución está a disposición del público en cualquier momento. Para Rossi y Metallo, esto justifica aún más su trabajo: “queremos crear  una nueva forma de colección de museo, capaz de trasmitir la información a cualquiera con un ordenador del mundo. Si podemos emplear el poder del 3D para traer una porción de esa colección al mundo, sería una herramienta tremendamente poderosa, un gasto que merece la pena”, han declarado estos visionarios.

Otra preocupación es la de la utilidad real de los estos datos, procesados por programas que pueden quedar obsoletos en breve. Ellos aseguran que, mientras se haga de manera concienzuda, no habrá tal problema, puesto que son formas geométricas capturadas en millones de puntos. Las cámaras y escáners láser que están utilizando son poco intrusivas, capaces de reproducir el objeto con una precisión total, sin someterlo a condiciones que pudieran deteriorarlo.

De momento, el dúo afronta la tarea con cautela, seleccionando cuidadosamente lo que deben de escanear. Son conscientes de que una iniciativa así de pionera puede mandar un mensaje al resto de instituciones culturales del mundo.

Vía Daily Mail y Cnet

Mostrar comentarios