OPINION

El casco “transmisor-receptor”, el invento español que se anticipó al walkie-talkie

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Puede que el croquis recuerde a aquellos inventos del profesor Copenhague en el TBO pero el casco “transmisor-receptor” es el abuelo del walkman, bisabuelo del teléfono móvil y hermano mayor del walkie-talkie, que Motorola patentó en 1951. El casco-radio nació diez años antes, en 1941, recién terminada la Guerra Civil. Su inventor, Juan Manuel Álvarez de Lorenzana, a la sazón, vizconde de Barrantes, combatió en el bando franquista y consiguió vender su invento a los ejércitos del Eje, que en 1941 parecían a punto de ganar por K.O. la Segunda Guerra Mundial.

Según relata la biografía de Álvarez de Lorenzana, publicada en tirada limitadísima por Memoralia, Juan Manuel inventó durante la guerra un dispositivo -el casco “transmisor-receptor”- que permitía a los soldados de primera línea comunicarse con el resto de la tropa sin necesidad de acarrear una unidad telefónica en la espalda. Mejor aún: el casco incorporaba sendos auriculares y un proto-micrófono pegado a la laringe del usuario, para transmitir las vibraciones de las cuerdas vocales. El equipo estaba alimentado por una pila de 45 voltios, que el soldado llevaba a la espalda.

El invento tuvo notable éxito entre las tropas rebeldes y acabó llegando a oídos de Franco, quien animó al ingeniero para que comercializara su invento.

Dicho y hecho: el vizconde partió con su invento hacia Berlín, donde logró vender su patente y obtener pingües beneficios. A raíz de aquella exitosa venta, Juan Manuel Álvarez decidió dedicarse profesionalmente a las telecomunicaciones -también inventaría el "secráfono", el primer teléfono que garantizaba la confidencialidad de las conversaciones entre los mandos y la retaguardia- y, gracias a los marcos obtenidos -y su trabajo como proveedor de otros equipos radiofónicos al ejército español (a través de la empresa que fundó, RF Española)-, pegarse una vida de lujo y boato, según se constata en el libro ‘Juan Manuel Álvarez de Lorenzana, Historia de una vida'.

En la descripción de la patente puede leerse la siguiente descripción del invento:

“Es un casco para la cabeza en el cual va montado en la parte superior un emisor-receptor simultáneamente (dúplex) radiotelefónico y radiotelegráfico en ondas muy cortas, del orden de los 4 metros. Todo ello en el espacio que queda entre la cabeza y el techo de un casco de duraluminio…”

El libro nos deja con la duda de si el Ejército nazi llegó a utilizar alguna vez el casco-radio del vizconde, pero una cosa parece segura: el soldado que lo portara se delataría con su prominente docicocefalia.

Lorenzana no tuvo empacho en imitar el logotipo de la casa alemana Lorenz para su empresa.

Página web de Memoralia.

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