OPINION

¿Realmente es tan grande el negocio de la ciberdelincuencia?

ciberdelito
ciberdelito

El ciberdelito mueve más dinero que el narcotráfico a nivel mundial”. La frase proviene del directivo de una empresa de seguridad en Internet, de modo que hay que cogerla con pinzas, pero forma parte de una creencia tan extendida que ya se ha convertido en un mantra: según todos los indicios, el ciberdelito movería una cifra de hasta un billón (europeo, un trillón americano) de dólares al año, convirtiéndose, efectivamente, en uno de los mayores negocios ilícitos, por encima del narco o el tráfico de armas. Sin embargo, puede que los datos estén viciados desde el principio, como afirman dos investigadores de Microsoft en un artículo del New York Times.

“Desde hace 15 años, el ciberdelito ha pasado de ser una actividad oscura a convertirse en una preocupación de seguridad mundial -afirman Dinei Florencio y Cormac Herley en el artículo 'El ciberdelito que no era tal'- pero hay algo equivocado en esta imagen: estructuralmente, la economía de los ciberdelitos como el spam y el robo de contraseñas es la misma que la de la pesca. Los economistas establecieron hace tiempo que los recursos de acceso común suponen una mala oportunidad de negocio”.

El error de cálculo a la hora de valorar los delitos informáticos vendría provocado, según los autores, por una aberración estadística: las pérdidas ocasionadas a los consumidores por los ciberdelincuentes están extrapoladas a la población general a partir de encuestas realizadas a partir de unos pocos casos que suelen ser positivos: es decir, se toma la parte por el todo y se multiplican casos particulares a la población general. Por ejemplo, “si preguntamos a 5.000 personas por sus pérdidas motivadas por ciberdelitos y extrapolamos a 200 millones de personas, eso significa que cada dólar se convierte en 40.000. Si un solo encuestado achaca pérdidas falsas por 25.000 dólares, esto suma 1.000 millones de dólares a la estimación final”.

En realidad, esa aberración estadística sucede en cualquier encuesta que implique seleccionar un grupo de población. Un encuestado en una encuesta electoral estará “respondiendo” por varios miles de ciudadanos que compartan su mismo perfil y el hogar que tiene un audímetro “representa” a 10.000 hogares cuando e la tele. En el caso que denuncian Florencio y Herley el problema añadido es que el 90% de las estimaciones de un estudio del FTC se realizaban a partir de únicamente una o dos respuestas: “dos participantes añadieron a las estimaciones 37.000 millones de pérdidas”.

Los errores estadísticos y las poblaciones insuficientemente representativas son la norma, no la excepción, de modo que “tenemos una idea muy escasa sobre cuál es la verdadera dimensión del ciberdelito”, denuncian. A pesar de ello, no consideran que los delitos informáticos deban ignorarse ni minimizarse, concluyen.

Visto en NYT y en Cinco Días.

Mostrar comentarios