OPINION

¿Puede un amputado sentir un orgasmo en su miembro fantasma?

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A mediados de los noventa, Michael Gazzaniga, uno de los más influyentes neurocientíficos del mundo, fue informado del insólito caso de un ingeniero de Florida amputado que le contó a su médico que su pierna fantasma (la izquierda) incrementaba su presencia durante el orgasmo; y que, de hecho, la sensación orgásmica se extendía hacia abajo por toda la pierna fantasma hasta el pie, y resultaba mucho más intensa que antes de la amputación.

Sobre los miembros fantasmas existen muchas leyendas urbanas. Pero la sensación de que un miembro amputado (incluso un órgano, como el apéndice) está todavía en el cuerpo no sólo es real, sino que hasta puede resultar incluso más placentera.

Michael Gazzaniga, que cuenta este hecho en su libro The Mind's Past  ("El pasado de la mente" University of California Press, 1998) se basa en un caso asombroso analizado unos años antes por los neurólogos Ramachandran y Stewart, que empezaron a investigar a principios de los 90 una creciente rumorología sobre pacientes amputados que afirmaban que disfrutaba del sexo mucho más después de su amputación.

La implicación era curiosa, pues no sólo la sensación táctil era la que se transfería al miembro fantasma, sino también las sensaciones eróticas de placer sexual, por lo que el doctor Ramachandran (más conocido entre amigos y colegas como Rama) empezó a preguntarse por el tipo de reasignación que tiene lugar en el cerebro cuando se pierden partes del cuerpo como las piernas o los brazos.

Después de publicar sus hallazgos, Ramachandran recibió una avalancha de llamadas telefónicas y cartas de amputados deseosos de saber más. Entre ellas estaba la llamada de una joven de Bostón que se dirigió a él en estos términos, según él mismo cuenta en este caso publicado en Nova On-line:

"El año pasado tuve un terrible accidente en la granja de mi tío. He perdido mi pierna izquierda debajo de la rodilla y he tenido un miembro fantasma desde entonces. Pero yo le llamo para darle las gracias porque su artículo me hizo comprender lo que está pasando. " Se aclaró la garganta. "Algo muy extraño me pasó después de la amputación que no tenía sentido. Cada vez que tengo relaciones sexuales experimento estas sensaciones extrañas en mi pie fantasma. No me atreví a decírselo a nadie porque es muy raro. Pero cuando vi los diagramas, que en el cerebro el pie está al lado de los genitales, inmediatamente estuvo claro para mí.

El Dr. Ramachandran se basó para explicar el fenómeno en diagramas del famoso Mapa de Penfield de mediados de 1940, un mapa de la corteza cerebral en donde cada modalidad sensorial estaba representado por una parte de la corteza cerebral. Y no solo había una región cortical para cada modalidad sensorial, sino que cada parte del cuerpo tenía asignada su región en la corteza, dependiendo del grado de sensibilidad que tuviera.

Y en este mapa resulta que el pie está al lado de los genitales. Por lo tanto, si una persona pierde una pierna y luego se estimula en los genitales, ella experimentará sensaciones en la pierna fantasma. “Muchos de los que me llamaron me decían que a veces incluso disfrutaban del sexo más después de su amputación” llegó a asegurar el  Dr. Ramachandran.

Años después, en 2003, el periodista y científico español Javier Sampedro escribiría un artículo en el diario El País titulado "El orgasmo fantasma" que explicaba este insólito hecho. Michael Merzenich, de la Universidad de California en San Francisco, ya había demostrado la plasticidad del cerebro y su forma de reagruparse ante la falta súbita de miembros probando que la amputación de un dedo modifica la mano del homúnculo sensorial, que es la proyección de las áreas sensoriales de la piel y articulaciones sobre una sección del área cerebral.

En cuestión de unos meses, la zona cerebral que representaba ese dedo, "viendo que ya no tiene gran cosa que hacer, se recicla y ahora representa (recibe señales desde) los laterales internos de los dos dedos adyacentes. Pero el reajuste no es perfecto. En muchas ocasiones, basta con tocar a la vez esos dos dedos adyacentes para que el paciente perciba el dedo que ya no tiene: un dedo fantasma”.

En algunos casos el miembro fantasma sólo dura unos meses, pero otras veces persiste toda la vida. Pero la forma de despertar al fantasma es siempre la misma: estimular la piel adyacente a la amputación.

Foto de portada: Modelo de homúnculo sensorial del Museo de Historia Natural de Londres. En él se refleja el espacio sensorial relativo que nuestras partes corporales representan en la corteza cerebral.

Fuentes: 1, 2 y 3

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