OPINION

El misterio de la máquina expendedora de otra dimensión

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Desde el principio de los tiempos, el hombre se ha enfrentado a experiencias paranormales de todo el tipo. Pero la mayoría vivimos tranquilos e ignorantes a esta realidad, aunque hay quien quiere saber la verdad. Como por ejemplo, los incansables miembros de la SCP, una sociedad dedicada a catalogar todo tipo de experiencias extrañas.

O eso dicen ellos, claro, porque la SCP (To Secure, Content and Protect, “Para asegurar, contener y proteger")es una gran broma, un original proyecto para la creación de una ficción compartida. A través de una "wiki", los miembros del grupo registran y catalogan todo tipo de incidentes... inventados. Y claro, con el paso de los años, han conseguido incluso crear leyendas urbanas que juegan a los más crédulos una mala pasada.

Como sucedió por ejemplo con "La máquina expendedora del otra dimensión", entre otros casos.

Una de las entradas de su "wiki" contaba sobre la existencia de la "SCP-261": una máquina situada en Yokohama, Japón y en la que nunca se sabía que podía tocarte al introducir monedas. La idea gustó y el resto de miembros fue creando registros de objetos que aparecían tras introducir 500 yenes: desde unos simples Cheetos a sabores de Coca Cola que no existen, pastas dulces que se solidifican al contacto con el aire y otros alimentos extraños.

El potencial de la idea no pasó desapercibido para los usuarios de la web, que fueron añadiendo más y más artículos comestibles marcianos e inexistentes, convirtiéndola en la entrada más visitada y discutida de la web, con mucha diferencia. Tarde o temprano tenían que aparecer por ahí gente que no se enterara del tema e interpretara la entrada fuera de contexto.

Poco a poco corrió el rumor de que la máquina era auténtica y así, varias páginas webs (como esta, esta o esta) acabaron haciéndose eco de su 'existencia'. Incluso hubo quién buscó encontrarla, explorando Yokohama con poco éxito, puesto que era totalmente falsa. Algunos ya especulaban con que sus contenidos podían ser objetos de otra dimensión. ¿Demasiados capítulos de Fringe, tal vez? No: aún no hemos podido contactar con el universo espejo del Spock maligno.

Ha sido, desde luego, el experimento más exitoso de la asociación, la más popular de todas entre las más de 2.000 entradas que conforman su archivo, entre las que destacan chips implantados en el cerebropulpos mecánicos o una placa madre biológica entre otros de los expedientes más celebrados. Hay casos para todos los gustos: desde avistamientos de yetis hasta usos equivocados de la nanotecnología. ¡Se han creado hasta videojuegos basados en este peculiar universo compartido!

Eso sí, ninguno ha tenido el éxito de la “expendedora pan-dimensional”, aquella de la que nunca se sabía que iba a salir y que muchos ya especulaban que era como la paradoja del gato de Schrodinger, aquella que teoriza sobre la existencia de dimensiones paralelas. Mientras el gato está en la caja, ignoramos si está vivo o no, se crea una paradoja cuántica. De la misma manera, al meter la moneda en la máquina ignoramos que puede aparecer por el otro lado.

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