OPINION

Búnker 42, el refugio nuclear bajo Moscú que se convirtió en centro de ocio

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La Guerra Fría dejó para la historia una buena cantidad de anécdotas bélicas de lo que pudo haber acabado en un Apocalipsis nuclear sin precedentes. Para el recuerdo queda la enorme maquinaria que las dos superpotencias se empeñaron en construir dirigidas al desastre: submarinos, cabezas nucleares,  portaaviones… y búnkeres, muchos búnkeres.

El miedo a una guerra abierta incentivó la proliferación de refugios nucleares por todo el mundo. Especialmente en Estados Unidos (donde hay quien aún los mantiene en espera de un hipotético final) y Rusia, donde acabado el conflicto se encontraron frente al problema de qué hacer con tanto hueco subterráneo.

Fue en este momento en que alguien pensó: oye, ¿y por qué no lo convertimos en un centro de ocio?

http://youtu.be/RbRKsUf2fUo

Dicho y hecho. En el barrio moscovita de Tanganka, a 65  metros bajo tierra, usted puede disfrutar de todas las comodidades que un refugio antiradiación soviético puede ofrecerle: restaurante, bar, karaoke, sala de reuniones y, cómo no, museo.

El Búnker 42 alberga 7.000 metros cuadrados en los que es posible celebrar fiestas, cumpleaños, convenciones, banquetes, bodas… la organización también ofrece la posibilidad de montar partidas de airsoft (ese juego donde los participantes se disparan bolitas de plástico y salen con cantidad de enormes moratones) y abre la posibilidad para grabar películas.

Por supuesto, una parte de semejante obra arquitectónica también tiene su huequito para la historia: por 1.300 rublos (alrededor de 33 euros) podemos acceder a una visita guiada por el interior para comprobar como eran las condiciones de vida de los 2.500 operarios ocupados de mantener en funcionamiento semejante mole; las salas de comunicaciones, los barracones, la maquinaria de mantenimiento; todo se ha conservado tal cual fue en su momento.

El búnker 42 data de 1956, seis años antes de la denominada “crisis de los misiles” y uno de los momentos más tensos de la Guerra Fría. Se construyó junto y en sustitución del conocido como “Búnker de Stalin”, un reducto de los años 40 no diseñado para contener un ataque nuclear.

Situado a 65 metros de profundidad, cerca de la estación de metro de Taganskaya, en principio fue bautizado como Tangansky Protected Command Pointy contaba con una dotación permanente de 600 trabajadores encargados de la ejecución del sofisticado (para la época) equipo de comunicaciones, los complejos filtros de aire y el mantenimiento del combustible y las provisiones de reserva, preparados en todo momento ante la posibilidad de que empezaran a sonar las alarmas.

Por fortuna, a partir de 1980 y con la reducción paulatina de las hostilidades entre ambos núcleos, el Búnker 42 empezó a carecer de sentido estratégico. En 2006, el búnker fue puesto a la venta por la Federación de Rusia en subasta pública y adquirido por una empresa privada, "Novick-servicio", por 65.000.000 rublos, con planes para convertirlo en un complejo de entretenimiento. Y aunque hoy siga funcionando como mero museo y centro de variedades, también podría seguir cumpliendo sus funciones bélicas, al menos según sus nuevos propietarios.

Por nuestra parte, preferimos que siga siendo un lugar donde celebrar una boda (bastante friki) que los rusos tengan que contarle a sus nietos que sobrevivieron a un ataque nuclear en un búnker-discoteca.

Más info y fotos: Bunker 42

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