OPINION

¿Cuál es el límite de altura de un rascacielos?

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España no es país de grandes alturas en términos arquitectónicos, para nosotros las cuatro torres terminadas hace cuatro años en Madrid representan nuestros rascacielos insignia. También está el caótico Benidorm, donde las grandes elevaciones proliferan sin control ni el menor atisbo de buen gusto.

Allende nuestras fronteras, sin embargo, existen zonas donde  gustan construir bien hacia arriba y luego presumir de ello. En la actualidad, el edificio más alto del mundo es el Burj Khalifa, en Dubai, con 636 metros, y ya hay quien planea superarlo. La consecución de alturas empieza a sonar a chanza. ¿Dónde se encuentra el límite físico? La respuesta de los arquitectos es: no existe ningún límite.

En palabras de William Baker, el ingeniero encargado de desarrollar un sistema capaz de aguantar el Burj Khalifa: “podríamos perfectamente haberlo hecho el doble de alto”. De hecho, se muestra convencido de que también podría aumentar la elevación de su último proyecto, el nonato nuevo edificio más alto del mundo, el Kingdom Tower. “Podríamos haberlo hecho de una milla (1,6 km) y hasta un poco más” sostiene en un artículo de la revista The Atlantic Cities.

Existen cuatro variables de facto que limitan el número de alturas de las que pueden disponer semejantes titanes: los materiales, el confort humano, ascensores para moverse en sus intestinos y, el más importante, el dinero.

A la hora de levantar una de estas moles hay que administrar las limitaciones lógicas que estas cuatro exigen. No se puede construir a semejante altura donde empiece a faltar el oxígeno, tampoco es practicable usar ascensores que tarden 20 minutos en llevarte a tu planta y por supuesto, no es fácil encontrar al magnate megalómano que lo financie.

El pistoletazo de salida por alcanzar los tobillos de Dios tuvo lugar en New York allá por los difíciles años 30. En menos de dos años, la ciudad estadounidense había batido tres veces su propio récord de poseer el rascacielos más elevado del mundo. Primero el Bank of Manhattan (282,5 metros), después el Edificio Chrysler (319 metros) para terminar con el archiconocido Empire State (381).

Mucho tiempo después, países por entonces poco desarrollados convertidos hoy en el reducto faraónico de unas pocas familias ultra-acaudaladas decidieron sumarse a la competición. Así nació la antes citada torre Burj Khalifa, que dispone de 828 metros de altura, siendo generosos y contando el altísimo pináculo que se erige desde la azotea. En comparación, la torre más alta de España, la Torre Caja Madrid, una de las cuatro "torres de Mordor" en Madrid, se eleva sobre los 250 metros.

China ya ha anunciado que superará en 10 metros la Burj Khalifa con una torre prefabricada que levantarán en el tiempo récord de 90 días. Pero como a chulos no hay quien les gane, los saudíes esperan terminar en 2018 la Kingdom Tower, que se erguirá, atención, a un kilómetro sobre el suelo.

Esto nos lleva a algunas de las construcciones imposibles aunque teóricamente realizables que se han proyectado a lo largo de la historia de la arquitectura. Empezando por el X-Seed 4000, un gigante pensado en 1995 por Peter Neville y que se supone tendría 4 km de alto, más incluso que el Monte Fuji. O el Ultima Tower, elevado a 3,3 km y con capacidad para un millón de inquilinos.

Según arquitectos consultados por Future Tech, "siempre y cuando la estructura se sostenga podríamos construir infinito hacia arriba. Necesitaríamos una base enorme para repartir y sostener el peso, habría que tener en cuenta también las condiciones climatológicas, el impacto del viento a altas alturas, el acondicionamiento del aire para los inquilinos...".

Teóricamente y de nuevo según Baker, podría crear un edificio tan alto como el mismo Everest (8.850 metros), proyectando una base capaz de mantener al estabilidad y el peso ( 4.100 metros cuadrados para el caso), aunque de momento su construcción seguirá siendo impracticable fuera del dibujo.

Visto en The Atlantic Cities y nosotros mismos.

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