OPINION

La fórmula para que no te vean las bragas cuando te pones la minifalda

Chicho Terremoto estaba obsesionado con ver las bragas de las chicas, especialmente las blancas, lo cual lograba en no pocas ocasiones. Pero si hubiese optado por la dedicar las mismas energías a las matemáticas que al baloncesto, hubiera visto muchas, muchas más.

Y es que la ciencia ya hace mucho que ha respondido a una de esas preguntas que quitan el sueño a la humanidad desde hace milenios. ¿Cuál es el tamaño de minifalda a partir del cual comienzan a verse tu ropa interior? Claro que podemos dar la vuelta a la cuestión y preguntarnos… ¿Cuál es el mejor ángulo y la distancia apropiada para poder echar un vistazo a esa prenda?

Y la respuesta viene de Corea, de un libro que ha sido aclamado como "la razón por la cual Corea es number one en matemáticas": el llamado "libro de Ciencias de Panchira", donde tiran de trigonometría para explicar estas cuestiones. Panchira (パンチラ), es una expresión coloquial usada por las mujeres japonesas para advertirles de que sus bragas están siendo observadas. (La palabra viene del inglés panties (bragas) y chira que en Japón significa vistazo o una ojeada).

Comencemos pues a tirar de traductor coreano para intentar desgranar la esencia de esas fórmulas:

El principal factor que deben tener en cuenta las mujeres con más reparos es la altura del interlocutor. En una posible entrevista de trabajo o ante cualquier tipo de XXXX, es importante situarse a una distancia proporcional a la altura del hombre de la cintura a los ojos. Todo lo que sea más lejos da un ángulo menor que puede permitir en atisbar algo de la ropa interior de la señorita.

El gráfico nos lo muestra. Supongamos unos datos medios (ni muy descocados ni muy mojigatos) que la distancia entre las rodillas y la parte superior de la borde de la falda es de 4 cm, y la distancia entre el borde exterior de la falda y la parte privada es 12 cm. La distancia entre los individuos es de unos seguros 1,60 m, mientras que la distancia ojo-cintura de ambos es 70 cm.

Con esos datos se forma un triángulo que encuentra equivalencia en la posición de los interlocutores. Para poder “asomarnos”, necesitamos minimizar esa equivalencia. Vamos: que hay que agacharse; en este caso, hasta los 53,3 centímetros siempre que la distancia entre ambos sea de 1’60 m.

Lógicamente, si nos acercamos demasiado al hombre, este podrá otear otros de nuestros encantos, los superiores, con vista privilegiada. Por lo tanto, y concretando, una aproximación algo superior a 3 veces la distancia entre cintura y ojos es la idónea.

Por supuesto, la cosa cambia para el hombre, que debe intentar plegarse para buscar ese ángulo más bajo. Si le ves como compungido recogido en su silla, es que te está mirando las bragas.

Algo diferente ocurre al subir unas escaleras. Donde quiera que vayas, encontrarás mujeres subiendo y bajando por las escaleras. Y si hay damas, detrás seguro que aparece algún pervertidete que probablemente querrá seguirlas de cerca. En este caso, la fórmula es más complicada por la diabólica aparición de la perspectiva propia de la asimetría hemisférica de los glúteos.

La obviaremos para concretar en palabras la solución más sencilla, que tiene que ver con el simple hecho de contar escalones: cuando la diferencia de escalones que separa a ambos individuos es inferior a 4, el mirón no puede ver la parte privada de la dama. Pero cuando se trata de 5 o 6 escalones de diferencia, empieza a aparecer ante su vista, para retirarse el velo definitivamente cuando la diferencia es de 8 escalones o más.

Por supuesto, cuanto mayor sea la diferencia de escalones, mayor será la visión; pero recuerde, lo que se ve está cada vez más lejos.

Ahora entendemos por qué los estudiantes coreanos están tan motivados ante los placeres de las matemáticas...

Vía: la traducción al chino del asunto

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