OPINION

El primer faraón: unos grabados para enmarcar el final de la Prehistoria y el principio de la Historia

grabado
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Unos arqueólogos de la Universidad de Yale han anunciado la datación de las representaciones más antiguas conocidas de un faraón egipcio, que están talladas en unas rocas cerca del río Nilo, en el sur de Egipto.

Se encuentran en un anfiteatro natural al oeste de la aldea de Nag el-Hamdulab y ya fueron observadas en la década de 1890; se redescubrieron en 2008 gracias a una fotografía y ahora acaban de ser localizadas de nuevo, siendo fechadas entre el 3.200 y el 3.100 antes de cristo, informan los descubridores en la edición de diciembre de la revista Antiquity.

Durante ese tiempo, Egipto sufrió la transición hacía la primera dinastía de los faraones, concretamente corresponden al reinado de Narmer (o Nemes), el primer faraón en unificar el Alto y el Bajo Egipto. "Es realmente el fin de la Prehistoria y el comienzo de la Historia", afirma la investigadora principal, Maria Gatto, a LiveScience, ya que sobre la base de los símbolos de poder cree que esta obra de arte procede de la primera parte del reinado de Narmer, justamente cuando viajaba para unificar ambas partes de Egipto.

En las tallas, que por la simbología suponen la representación más antigua de un faraón, se puede ver una figura de corona blanca con un cetro que viaja en unos barcos ceremoniales en forma de hoz, quizás representando uno de los primeros viajes de recolección de impuestos del emperador recorriendo Egipto, para estampar su autoridad en el país.

La mayoría de los expertos coinciden en enmarcar el fin de la Prehistoria y el inicio de la Historia en diferentes lugares del planeta, siendo Egipto el que más restos nos ha dejado del momento en que la estructuración creciente de una sociedad provocó una modificación sustancial de su hábitat, su aglomeración en ciudades, su jerarquización, la aparición de estructuras administrativas o el incremento de los intercambios comerciales, que es precisamente lo que muestran estos siete grabados en piedra descubiertos por los arqueólogos de Yale.

Y, además, lo descubrieron de una forma muy curiosa. El primero que los halló fue el arqueólogo británico Archibald Sayce en la década de 1890, pero el único registro del descubrimiento fue una ilustración parcial publicada en un libro. El sitio permaneció en el olvido hasta la década de 1960, cuando el arqueólogo egipcio Labib Habachi tomó fotografías de los grabados, que nunca publicó.

No fue hasta que una de estas fotos resurgió en 2008 cuando la investigadora Maria Gatto y su equipo comenzaron a buscar el emplazamiento del yacimiento, que mucha gente asumió había sido destruido para siempre. Algunas de las tallas y esculturas de hecho fueron objeto de vandalismo desde la década de 1960, pero Gatto y su equipo al final encontraron las rocas grabadas en un anfiteatro natural al oeste de Nag el-Hamdulab.

Luego compararon las tallas con las fotografias tomadas en 1960 por Habachi y no dudaron en expresar el famoso ¡Bingo!. Y desde luego es un bingo especial, pues no sólo las tallas representan la más antigua visión de un faraón conocida, sino también la más antigua campaña de recaudación de impuestos. "Es una increíble representación, artística y textual, del nacimiento del Egipto dinástico", aseguran.

Y lo más importante, también es la primera vez que se ve a un ser humano con un vaso de cerveza, pues una de las escenas muestra la elaboración de la cerveza y a gente consumiendo esta bebida, tal vez en una referencia a un festival.

Sin duda, no hay mejor manera de comenzar la singladura de nuestra bella e intensa historia moderna: brindando con cerveza.

Vía Live Science

Fotos: National Geographic

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