OPINION

¿Debería prohibirse a los futbolistas usar Viagra para estar a la altura en el terreno de juego?

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No son pocos los equipos de fútbol que creen a pies juntillas que las famosas pastillas azules que levantan los ánimos también pueden mejorar la oxigenación de la sangre en los jugadores y reducir los efectos de la altitud en el rendimiento.

El pasado viernes se conoció que el club Alianza Lima, uno de los más populares del Perú, estudia la posibilidad de medicar con Viagra a sus futbolistas cuando jueguen en altura en los distintos torneos.

También son varios los equipos bolivianos y hasta brasileños que han medicado a sus jugadores con Viagra para que salgan a darlo todo, incluso pensando erróneamente que el efecto funciona a nivel del mar.

Sin embargo, la Agencia Mundial Antidopaje ya tiene la mirada puesta en la Viagra como potencial sustancia estimulante para mejorar de alguna manera el rendimiento de un deportista, sobre todo después del revuelo que ha provocado el descubrimiento del dopaje sistemático del ciclista Lance Armstrong y que ha llevado a la Agencia a abrirse a analizar nuevas sustancias para depurar el control sobre los atletas.

De hecho, esta agencia ya ha encargado informes científicos para comprobar si la pastilla de marras genera una ventaja competitiva desleal con respecto a otros competidores, al dilatar los vasos sanguíneos del atleta incrementando así indebidamente la capacidad de transportar oxígeno a los músculos.

La Viagra, o citrato de sildenafil, fue inicialmente desarrollado para tratar la hipertensión pulmonar, la alta presión sanguínea en las arterias de los pulmones; y funciona suprimiendo una enzima que controla el flujo sanguíneo, permitiendo que los vasos se relajen y se ensanchen, lo que también facilita el flujo de sangre en el pene de los hombres con ciertos grados de impotencia.

Sin embargo, la Viagra no mejora significativamente el rendimiento de un deportista a nivel del mar, donde los vasos sanguíneos están totalmente dilatados en el caso de atletas sanos. Pero en altura...¡Ay en altura!

En 2006 se realizó un estudio en la Universidad de Stanford que indicaba que los participantes que tomaron Viagra mejoraron su rendimiento casi 40% en pruebas de ciclismo de 10 kilómetros realizadas a una altura simulada de 3.870 metros, muy por encima de las de las competencias atléticas.

Y es que parece que también donde hay Viagra se esconde el pecado. Se cree que algunos deportistas toman Viagra para reforzar el suministro de esteroides a los músculos y acelerar la recuperación entre los entrenamientos. Y otros toman Viagra para contrarrestar los efectos de la impotencia causada precisamente por el uso de esteroides para mejorar su rendimiento.

Sea como fuere, la Viagra se ha convertido en el último debate del dopaje mundial. Aunque no hay mal que por bien no venga, pues también la pastilla se convertiría por derecho propio en la sustancia más fácil de detectar de todo el universo dopante, pues sólo habría que observar el pantalón de los deportistas para saber si están colocados o, simplemente, salen al campo contentos de verte.

Vía La República Perú

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