OPINION

Philippe Petit, todo por un sueño

Philippe Petit
Philippe Petit
Philippe Petit, a French high wire artist, walks across a tightrope suspended between the World Trade Center's Twin Towers. New York, Aug. 7, 1974. (AP Photo/Alan Welner)

El 7 de agosto de 1974 Philippe Petit cruzó caminando sobre un cable los 50 metros que separaban unas recién construidas Torres Gemelas. Y no una vez sino ocho. Para llegar a realizar la proeza Petit contó con un "comando" de amigos franceses y cómplices norteamericanos con los que diseñó un minucioso y descabellado plan que concluyó en la feliz conquista del World Trade Center.

Petit leyó sobre las que iban a ser las torres más altas del mundo siendo un niño,  mientras esperaba su turno en la consulta del dentista. Desde aquel hallazgo enfocó todos sus esfuerzos a convertirse en funanbulista para poder cruzar sobre un cable la distancia entre las difuntas torre sur y torre norte, como relata el propio Petit en el delicioso documental "Man on wire", recién estrenado en España.

Dotado de un carisma arrollador y de un entusiasmo contagioso, Petit involucró en su plan suicida a cuanto colgado se cruzó en su camino, desde el fotógrafo , que captó de las irreales imágenes de la hazaña hasta el excéntrico proto yuppie Barry Greenhouse, una suerte de Jaime de Mora y Aragón, que cedió a Petit su oficina y la identificación para entrar en el WTC.

La película, realizada por Discovery y la BBC, reconstruye con una fidelidad asombrosa los años de entrenamiento de Petit y su cuadrilla, desde el asalto a la catedral de Notre Dame hasta los ensayos para lanzar un cable entre las torres, que acabaron haciendo con una flecha que llevó un cabo de un sedal, que llevó una maroma y que, finalmente, llevó el cable de acero de 250 kilos de una punta a otra.

La preparación logística de la acción debió de ser tan compleja como la de Mohammed Atta y sus compinches 27 años después, aunque con una diferencia tan abismal como los 420 metros desde la cumbre del World Trade Center hasta el suelo de Manhattan: lo que en el 11-S fue un trabajo de odio y demolición el 7-A fue una obra de arte provocativa y efímera.

La comparación no es gratuita; "Man on wire" empieza con las imágenes de la construcción de los colosales rascacielos y produce escalofríos reconocer las estructuras que quedaron como un monumento al estupor tras el atentado. También sorprende la candidez de las fuerzas del orden hace sólo tres décadas, desde la laxitud en la seguridad de las torres hasta el informe, repleto de admiración, de Charles Daniels, el policía encargado de arrestar a Petit al final de su paseo.

El desafío de Philippe Petit tenía una dimensión sobrehumana. Como dice en el documental, "para vivir en el filo de la vida debes desafiar las convenciones humanas, así como tu propio éxito".

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