OPINION

Todo el mundo es sospechoso de mearse en la piscina

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Según un reciente estudio de la División del Cloro del American Chemistry Council, un 17% de los usuarios de las piscinas se mea dentro del agua. Pero no sólo eso, pues aunque uno no miccione los demás pueden acusarle de hacerlo; de hecho, el 78% de los bañistas sospecha que sus compañeros de pileta hacen pipí en el agua.

Ni siquiera la leyenda urbana de los líquidos de colores reactivos puede hacer frenar esa sensación que nos recorre de "todo el mundo, mientras no demuestre lo contrario, se va de vejiga sin salir del agua". Sin embargo, un poco de pipí mezclado con cloro en nuestra piel no es casi nada comparado con otro tipo de riesgos que nos acechan en las cristalinas aguas de la piscina municipal.

Según los datos de la División del Cloro, el 65% de las personas que se mete en la piscina se salta la preceptiva ducha. Y casi el 100% de los bañistas nunca usa jabón, aunque sea en los vestuarios. Un nadador enfermo que entre en una piscina es una bomba de relojería para resto de los bañistas. Los Centros para el Control de las Enfermedades ha encontrado brotes de gastroenteritis, enfermedades respiratorias, conjuntivitis, infecciones de la piel, de los oídos...todos de una misma piscina contaminada. Las peores infecciones vienen de la materia fecal, así que la principal norma en estos caso es NO SE BAÑE SI USTED TIENE DIARREA (o si sospecha que alguien la puede tener).

El olfato, quién si no, es nuestro mejor aliado. Y no sólo para localizar cólicos. Si huele excesivamente a cloro, huya como de la peste, pues significa que este compuesto ha reaccionado con el orín en cantidades excesivas. El tacto también ayuda. Pasando las manos por los bordes de la piscina, si los baldosines están viscosos quiere decir que las algas han colonizado la pileta. Más algas, más suciedad en el agua. Más suciedad, más enfermedades.

Y nunca, nunca, trague agua o haga chorritos bucales bajo ningún concepto. Las infecciones transmitidas a través del agua se propagan principalmente cuando se traga accidentalmente agua de la piscina que ha sido contaminada con materia fecal.

"Pues me voy al jacuzzi y santas pascuas". Mala opción también. Aunque los hidromasajes y similares tienen buenos filtros, compartir tan exiguo volumen de agua con gente que no conoces, así como por ser un lugar donde uno suele hacer guarrerías españolas, puede resultar fatal para los herpes genitales.

Incluso se han descubierto casos de legionelosis (sí, nuestra amiga la bacteria Legionella pneumophilla, esa que puede matar) en bañeras de agua agitada por aire a presión, ya que el bicho se introduce en el organismo mediante la inhalación a través de aerosoles contaminado a temperatura calentita.

Como siempre, lo más efectivo es acudir a nuestro viejo amigo el cloro. Sin embargo, el cloro sólo elimina las bacterias que puedan habitar en el agua, pero no los parásitos que hay en ella.

Para estos otros seres malignos hay otros componentes que deben mezclarse con la precaución de un Alí "el Químico", so pena de "liarla parda" como la socorrista de San Sebastián de los Reyes que mezcló, así a ojo, "ácido clorhídrico con un sulfato raro", provocando una nube tóxica que amenazó con matar, más y peor, que todo un autobús de chinos meándose en una piscina después de un atracón de espárragos.

Por más que pase el tiempo...que gracia que tiene la jodía.

Vía ABC

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