OPINION

La chica que es alérgica al siglo XXI

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Habíamos visto alergias raras; al agua, a las prendas de un cierto material, a la sandía....Pero lo que no nos hubiésemos imaginado es que una persona pudiera ser alérgica a TODO. Le ocurre a la joven británica Molly Harrad que, con sólo 10 años de edad, es alérgica al siglo XXI.

Desde que nació en los albores de la nueva era, ha tenido que llevar una vida restringida pues todo le da alergia. La lista de sus impedimentos hace temblar. No puede ponerse ropa o calzado normal, sólo katiuskas. Ni siquiera calcetines, lo que es bastante complicado pues también le da alergia la moqueta. Su comida debe ser constantemente vigilada pues cualquier alimento puede desencadenar una reacción. Algunos que no puede ni probar: pasta, pan, avena, leche, huevos, tomates, chocolate, frutos secos...

Se tiene que bañar con una solución especial que cubra su piel, pues debe huir como de la peste de los productos de limpieza, del jabón, de champú, de las superficies de plástico o caucho, del polvo e incluso de los imanes; cualquiera de estos elementos pueden desencadenar una peligrosa respuesta física en forma de erupciones y ampollas. Para colmo, y como no puede parar en casa, tampoco puede casi ni salir, pues es alérgica a la hierba, al polen, a los castillos de juegos, monedas, bolígrafos, lápices...y hasta a los teclados de ordenador.

Hasta la fecha los médicos no han podido encontrar una explicación de por qué Molly Harrad tiene esta rara enfermedad; se han limitado a decir a sus padres que no hubiera sufrido ninguna de sus alergias si ella hubiera nacido hace 100 años, lo que no ayuda mucho. "Simplemente me han dicho que nunca han visto un caso como el suyo, así que no saben qué hacer", comenta apesadumbrado Derek, el padre de la mozuela.

El caso más parecido es el de otra británica, Debbie Bird de 39 años, que también es alérgica a la vida moderna pero en su versión electrónica. A Debbi, también es mala suerte, le producen sarpullidos cualquier tipo de campo electromagnético, como los provocados por los microondas, los teléfonos móviles o los ordenadores. El caso de Debbi tiene mejor solución, pues ha mejorado mucho su vida haciendo su casa una zona libre de campos electromagnéticos.

Para ello ha forrado todas las paredes de carbono, ha puesto protectores de ondas en las ventanas y se ha fabricado una mosquitera de papel de aluminio bajo la que duerme cómoda y segura. Lo peor, que también le da alergia las wi-fis de los ordenadores, por lo que cada vez que sale de casa se defeca toda entera en la Internet inalámbrica, un invento que para ella viene directamente del Averno.

Vía Telegraph

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