OPINION

Los gordos no quieren usar los asientos para gordos

fatseat_450x300
fatseat_450x300

Que la especie humana está entrando en una nueva dimensión es algo que salta a la vista: medir dos metros o pesar 200 kilos ha dejado de ser algo extraordinario. Para esos mutantes pantagruélicos, hijos de la comida chatarra y del mando a distancia, se fabrican camas de proporciones épicas, inodoros gigantescos para acoger sus sobredimensionadas nalgas y ataúdes como containers.

La última iniciativa del concejo de Sao Paulo es tan bienintencionada como incomprendida por su target. Asumiendo que los brasileños están cada vez más ternescos, han instalado bancos y sillas públicos diseñados ex profeso para recibir su volumen. En el metro de la megalópolis brasileña se encuentran disponibles unos bancos de color azul capaces de aguantar 260 kilos de peso. Aunque parece haber demanda (y tienen pinta de cómodos), lo cierto es que los gordos no se sientan en ellos, no así las parejas ávidas de frotis.

Los destinatarios de la bancada azul sienten que si se sientan están reconociendo explícitamente su condición obesa, añadiendo al oprobio la estigmatización. No en vano, por si no bastara con su color y tamaño un cartel indica en perfecto portugués “Cadeira prioritária para pessoas gordas”, junto al dibujo de un ser orondo. Las autoridades paulistas han tomado nota: “Tal vez no se ven a sí mismos como gorods o tal vez estén heridos de que les tratemos como a los ancianos y a los minusválidos”, dice un responsable municipal. Pues va a ser eso.

Siempre queda, eso sí, la opción de sentarse en la esquinita de este otro banco.

Visto en Metro.

Mostrar comentarios