OPINION

Extraterrestres: ni están ni se les espera

gendarme
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A falta de pruebas concluyentes la existencia de extraterrestres es cuestión de fe. Hay quienes dan por hecho que los visitantes de las galaxias están entre nosotros desde hace tiempo e incluso hacen distingos sobre "los buenos" y "los malos", los llamados reptilianos, claramente inspirados en la serie "V". La ufología y su sucesora, la exopolítica, constituyen todo un fenómeno pop digno de estudio.

En el otro lado de la balanza se encuentran los absolutamente escépticos que, aunque puedan conceder la posibilidad de que exista vida en algún lugar del universo, consideran virtualmente imposible que ninguna civilización llegue a establecer contacto con ninguna otra, dadas las magnitudes estelares y la presumible brevedad de las civilizaciones. Es el caso del divulgador argentino Marcelo Dos Santos, que da carpetazo a la posibilidad de un encuentro con los aliens (o entre los aliens) con el siguiente argumento:

" (...) para tener radiotelescopios hay que tener primero armas nucleares, y para diseñar y construir armas nucleares hay que poseer el impulso de destruir a nuestros iguales en primer lugar. Una raza con este tipo de tendencias tiene muchas chances de usar sus armas efectivamente en el corto plazo, y sus probabilidades de autodestruirse en el primer siglo son en verdad muy altas."

Se trata de un párrafo extraído de un largo artículo en el que de Dos Santos trata de ajustar los términos de la Ecuación de Drake, que define una serie de parámetros para tratar de dilucidar la cantidad de civilizaciones existentes en el Universo. La asignación de distintos valores a cada una de las variables ofrece un rango enorme de posibilidades, desde las 10 civilizaciones por año observables en la Vía Láctea (cálculos del propio Frank Drake, fundador del SETI) hasta una civilización detectada cada 1.200 millones de años. Y hablamos de detectar, ni siquiera de contactar.

¿Y -en el improbable caso de que lleguemos a conocerlos algún día- cómo serán esos extraterrestres? Pues muy parecidos a los humanos: vamos, como se les representa en las películas. Do Santos representa una versión extrema del antropocentrismo, en tanto considera que la única forma de vida capaz de alcanzar nuestros logros tecnológicos (y, por tanto, enviar señales o naves a visitarnos) ha de ser necesariamente humanoide:

"Primero: los extraterrestres deberán ser vertebrados. Es muy difícil que una raza con exoesqueleto, mucho más frágil en proporción a su peso que los huesos internos, pueda desarrollar inteligencia ni mucho menos tecnología. (...)

Segundo, tendrán que ser de sangre caliente. ¿Por qué? Porque es impensable que pueda haber un pez, un anfibio o un reptil desarrollando inteligencia. Esos grupos dependen del ambiente para mantener la temperatura interna dentro de límites operativos, y no cabría esperar el desarrollo de tecnología por parte de un reptil que se ve obligado a pasar el 60% de su vida asoleándose para no morir de frío.

Además, deberán ser mamíferos, porque el otro único grupo animal de sangre caliente son las aves, y es absurdo creer que una especie sin manos pueda inventar las herramientas complejas.

Serán mamíferos y parecidos a primates. Todos los cuadrúpedos quedan de inmediato descartados, por el mismo motivo por el cual borramos de la lista a nuestras aves.

Estarán obligados a tener pulgares oponibles, puesto que no se puede empuñar una herramienta sin ellos, y deberán tener grandes cerebros, capaces de efectuar elevadas funciones lógicas, con grandes áreas motrices destinadas a operar las manos.

Tendrán que conocer la matemática, la relatividad, el cálculo integral y diferencial, la teoría cuántica, la física de partículas, el método científico y la gravitación newtoniana."

Etc. Afortunadamente, en la segunda parte del artículo desliza la posibilidad de que existan especies desarrolladas distintas a la humana:

"Pero podría ocurrir que los extraterrestres no fueran como los imaginamos. Acaso sean capaces de teletransportarse sin necesidad de embarcar en naves espaciales -o viajar no les interese en absoluto- y por ello jamás encontraremos sus vehículos. Pueden haber desarrollado una tecnología de comunicaciones no basada en las ondas de radio, o ser telépatas y no necesitarla (...)"

En conclusión, y siempre según Dos Santos,

"(...) estamos solos en la Galaxia, y esta es la explicación de que los extraterrestres no existan ni puedan existir simultáneamente con el Hombre. Por lo tanto, ninguna civilización técnica tiene ni ha tenido jamás oportunidad de confrontar con otra similar, y las esperanzas en este sentido son directamente descabelladas cuando no imposibles."

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