OPINION

El Papa que excomulgó a los toreros

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Foto robada de la copia de la bula, en el Museo de la Tauromaquia de Madrid.

Ni Manolete ni Paquirri ni el Yiyo descansarían hoy en camposanto de haber mantenido la Iglesia católica la sensibilidad hacia los animales que tuvo el papa Pío V hace cuatro siglos.

La bula papal "De Salute gregis Dominici", de 1567, dictada por Antonio Ghiselieri (Pío V), "excomulga y atomiza a los Príncipes cristianos que consintiesen las corridas de toros y a todas aquellas gentes que se solazasen con ellas, negando así mismo sepultura eclesiástica a los que muriesen a consecuencia de las mismas". La bula solicita la colaboración de los curas para "proceder contra os que nam obedecerem" en las parroquias donde "correm toros".

Una copia del curioso documento se expone -bastante escondido, todo hay que decirlo- en el siniestro Museo Taurino de la plaza de toros de Las Ventas. No en vano, la bula fue ocultada celosamente en países de tradición taurina, como España y México. Según la Wikipedia, Pío V es considerado el patrón de los antitaurinos.

Según aquella bula, los juegos taurinos son "sangrientos y vergonzosos espectáculos, dignos de los demonios y no de los hombres". La excomunión de los toreros fue suprimida por su sucesor, Gregorio XIII, pero reestablecida a su vez por el sucesor de éste, Sixto V. Pero "El claustro salmantino se niega a obedecer y es el gran Fray Luis de León quien redacta la protesta", según relata el historiador Carlos Gabriel Luna en su artículo "Tauromaquia: un rito sacro". Finalmente, Clemente VIII asume que las corridas "pertenecen al patrimonio de España" y levanta la excomunión. A partir de entonces (principios de siglo XVII) "empieza la comunión de Iglesia y tauromaquia", según Luna. Y hasta la fecha.

Otra prueba irrefutable de que el Santo Padre no es infalible: Cuando a la Iglesia el aborto no le parecía tan mal.

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