Entre los muchos destrozos que causo el infame Gran Salto Adelante de Mao quizá el más estrambótico fue el intento de exterminar a los gorriones de China. Los pobres pájaros fueron catalogados como una de las cuatro plagas de China, junto con los más justificables mosquitos, moscas y ratas.
En 1960 el Partido Comunista urgió a los campesinos para que aniquilaran los gorriones, glotones devoradores de las semillas del campo y, por tanto, responsables subsidiarios del hambre en China. La técnica de eliminación de pájaros iba desde el envenenamiento hasta el desgaste por palmeo: los ciudadanos gritaban y daban palmas para asustar a los gorriones y evitar que se posaran en el suelo, por lo que acaban agotados y morían por agotamiento: caían como pajaritos.
Huelga decir que la campaña fue un éxito -el pueblo hacía lo que hacía el Partido y el Partido lo que decía Mao-, de modo que los gorriones fueron prácticamente exterminados. El único problema es que los gorriones además de comerse las semillas se comían también las langostas, por lo que al quedar eliminados de la cadena trófica empezaron a proliferar las plagas de estos ortópteros devorando, ahora sí, las cosechas y provocando hambrunas bíblicas: se calcula que pudieron morir 30 millones de chinos.
Mao intentó contagiar de su extraña ojeriza por los gorriones a un dictador vecino: Kim Il Sung, Gran Líder de Corea del Norte, padre del pequeño líder actual, Kim Jong Il.
Pero Kim Il Sung fue más listo que Mao. Éste le recomendó que eliminara también los gorriones norcoreanos, a lo que el vecino dictador respondió poniendo en marcha un Plan Trianual para la Eliminación de los Gorriones, según relatan Jung Chang y Jon Halliday en "Mao, la historia desconocida. Sin embargo, no lo puso en marcha, a la espera de los resultados en China.
Los resultados fueron los siguientes: Mao tuvo que pedir a la Unión Soviética el envío de 200.000 gorriones desde el extremo oriental del país, para reponer algunos de los millones que habían sido aniquilados por los obedientes campesinos. La solicitud fue declarada de "alto secreto" por el evidente ridículo que hubiera supuesto reconocer el criminal error. Los dictadores son poco dados a rectificar.
En homenaje a los gorriones caídos valga un extracto del poema Mao, de C.A. Aguilera.
(...) y no por aquella discusión lyricproletaria entre gorrión
vientreamarillo
que cae y gorrión
vientreamarillo
que vuela
o paréntesis
entre gorrión vientreamarillo que cae y gorrión vientreamarillo
que novuela
como definió sonrientemente el economista Mao
y como dijo: "Allí, mátenlos..."
señalando un espacio compacto y ligero como ese noúnico
gorrión
vientreamarillo
devenido ahora en el "asqueroso gorrión vientreamarillo" o
en el "poco
ecológico gorrión
vientreamarillo"
enemigo radical de/ y enemigo radical hasta-
que destruye el campo: "la economía burocrática del arroz"
y destroza el campo: "la economía burocrática de la ideología"
con sus paticas un-2-tres
(huecashuecasbarruecas)
de todo maosentido
La campaña de eliminación de gorriones, en Wikipedia.
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