OPINION

Un toque de glamour en el arte de la guerra: la armadura samurái de Chanel

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La moda samurái es una corriente que aparece y desaparece como el Guadiana. Con motivo del 60º aniversario de la casa Dior, John Galliano sacó en 2007 una espectacular colección de accesorios (léase bolsos y zapatos), bautizados bajo el nombre de Dior Samurái, que se vendían en edición limitada.

También el año pasado la casa Sido nos sorprendió con unos calzoncillos samuráis bien chulos, para que el hombre combativo pudiera conquistar a su dama katana en mano. Estos calzoncillos fueron todo un éxito en Japón, agotándose las existencias en una verdadera fiebre underwear donde la gente llegó a salir en gayumbos-samurái por las calles de Tokio.

Sin embargo nunca nadie se había atrevido con un traje de hombre de cuerpo entero, incluido ropa interior y complementos. El artista Tetsuya Noguchi, con el beneplácito de Chanel, se ha tomado en serio esta afrenta y ha creado un traje-armadura samurái diseñado para atraer a la moda al guerrero que todos llevamos dentro.

Los calzones sexy-samurái

Las piezas están hechas de resina, laca de cajú, tela y vidrio, con exquisitos acabados que permiten al usuario hacer alarde de su condición social superior, mientras que aplasta al enemigo en el campo de batalla de la vida diaria. Coco Chanel se fumaría un paquete de Ducados mientras observa el nivel de detalle de las prendas, a las cuales hay que dedicar media hora para colocarlas sobre el cuerpo, quedándose uno con la cara de cansancio del modelo inerte de la foto.

Sin embargo, un chanelista-lomanista no irá del todo completo hasta que no tenga bien asido de su guante metálico a su fiel compañero de correrías: el perrito-Chanel. Para que la mascota no desentone, también existe un traje de samurái para perros, esta vez vendido por un Potosí en la casa de antigüedades japonesas Toraba.Com y que representa el único ejemplo conocido de su clase.

Se cree que la armadura samurái perruna fue creada para la mascota de un rico japonés, de alto nivel y presumiblemente samurái ultra-fashion, a mediados del periodo Edo (siglo XXVIII). Aunque el casco de madera tallada y el abrigo de color negro le habrían proporcionado una protección eficaz contra un ataque enemigo, la evidencia sugiere que el perro nunca llevaba la armadura en la batalla y que era más un traje de paseo para ver y ser visto en las ocasiones especiales.

La web de Tetsuya Noguchi

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