OPINION

Una ofrenda de mierda para Baal el Peor, el dios escatológico

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Si el feligrés está estreñido siempre se puede ofrendar un bebé.

En el catálogo de ofertas religiosas un dios llamado Baal el Peor no tiene visos de reunir demasiados seguidores. Pero en tiempos ancianos, antes de que los judíos inventaran el monoteísmo, los canaaneos, sirios, moabitas y los madianitas, tribus del Oriente Medio, adoraron a una deidad con semejante nombre, versión local (por el monte Peor) del dios mesopotámico Baal. Y no sólo lo adoraron, sino que le ofrendaban sus heces, llegando a defecar en la boca de una estatua que representaba al dios. No sorprende, por tanto, que la Biblia se refiera a Baal como "el señor de las moscas" milenios antes de que Wiliam Golding escribiera la novela.

Según relata Paul Spinrad en su muy docto libro "Guía de los fluidos corporales":

Baal el Peor parece ser un "dios de los excrementos", asociado a los intestinos, las flatulencias y otras funciones corporales relacionadas con el estiércol. En tanto las religiones politeístas típicamente ofrecen sacrificios materiales a los dioses que tratan de aplacar, sus seguidores lógicamente sacrificarían sus heces para curar sus problemas intestinales o bien para ayudar a fertilizar las cosechas [...] El Peor está relacionado con el antiguo dios egipcio Le Pet, representado como un niño con la tripa hinchada y, avanzando en el tiempo, con Crépito, dios romano de la flatulencia.

La "misa", por utilizar un concepto de todos conocido transcurría en estos términos:

Muchas crónicas ancestrales aseguran que el culto a Baal el Peor incluía algún tipo de sacrificio escatológico tras el altar. Según algunos, ese sacrificio equivalía a tirarse un pedo. Según otros, los seguidores desnudaban sus traseros y cagaban en la boca en forma de ano del ídolo, que estaba situado tras el altar.

Pero no sólo de cacas vive un ídolo, por falso que este sea: "Algunos feligreses también ofrecían al ídolo lágrimas, cera de los oídos, pus de la nariz, saliva y orina, amén de las heces".

Pero un dios no puede alimentarse sólo de cera, pus, saliva y caca, por mucho que hayan sido depuestos con devoción, así que a Baal el Peor también se le ofrecían sacrificios humanos, como relata el Libro de Salmos (106:28). Ninguna mención, por tanto, a la coprofagia Baalista. Una página cristiana omite la parte escatológica al culto a Baal el Peor y despacha al mismo como "un culto obsceno y licencioso". Tampoco sorprende que Baal sea el origen del archienemigo de Jehová: Baal-Zebú.

Para distiguirse de estos cultos "obscenos y licenciosos", la religión judía se erigió sobre una base antiescatológica. ¿Radicalmente? Bueno, con alguna pequeña licencia, como la coprofagia. En Ezequiel 4:12, Jehová ordena a Ezequiel cocinar un pan con su excremento y comérselo delante de sus vecinos:

Cocerás ese pan con excremento humano, y a la vista de todos lo comerás, como si fuera una torta de cebada.

Palabra de Dios.

También extraído de la misma jugosa guía: "Un pedo como peaje por cruzar el puente".

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