OPINION

Se despierta en medio de la cirugía mientras le estirpaban un ojo

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En este caso no se puede decir "y la paciente abrió los ojos". Por lo menos en plural. Cuando en 1998 Carol Weiher tenía su ojo derecho extirpado en manos del cirujano se despertó oyendo música de discoteca. Lo siguiente que oyó fue "Corte más profundamente, tire más fuerte".

Desesperada, intentó gritar, o incluso mover un dedo para señalar a los médicos que estaba despierta, pero el relajante muscular que le habían suministrado para que no se moviera no le permitía controlar sus músculos.

Carol Weiher es una de las pocas personas que han experimentado la conciencia con anestesia. Aunque normalmente un paciente no recuerda nada de la cirugía cuando le aplican la anestesia general, alrededor de una o dos personas de cada 1.000 pueden despertar en medio de la operación, según datos de la Clínica Mayo de NYC.

La mayoría de estos casos se trata de personas que son consciente de su entorno, pero algunos llegan a experimentar un intenso dolor y desarrollan problemas psicológicos por el trauma.

"No me mires así que yo también me he asustado"

"Pensé, bueno, que quizás me había equivocado en mi vida y estaba en el infierno", afirma Carol Weiher sobre su caso. La cirugía de la extirpación de su ojo duró cinco y media horas. Cuando se despertó ni se desmayó ni perdió el conocimiento, aunque no sabe durante cuánto tiempo sufrió un intenso dolor.

En cuanto se empezó a esfumar la anestesia, y sus músculos se lo permitieron, empezó a gritar. "Todo lo que podía decir era:" Estoy despierta (insulto)! Yo estoy despierta!"

Se puede pensar que la anestesia produce un efecto como el que se va dormir. Pero en términos de lo que el cuerpo está haciendo, la anestesia general tiene muy poco que ver con tomar una siesta. Durante el sueño, el cerebro está en su estado más activo; la anestesia, por el contrario, deprime la actividad del sistema nervioso central.

En la mesa de operaciones, el cerebro está ralentizado y consume menos oxígeno, sumiendo al paciente en un estado de stand-by que en nada tiene que ver con el sueño normal. Y que se puede tornar en "encendido" por ciertas causas, como un error en la dosis de fármacos anestésicos por la condición física del paciente.

Weiher, después de su experiencia en el purgatorio de la anestesia, donde vio (con un ojo) la luz roja del Infierno, inició una campaña de sensibilización que busca educar a la gente sobre los peligros de despertar durante la cirugía. Ha logrado hablar con cerca de 4.000 personas en el mundo que también han tenido este tipo de experiencias de conciencia.

Uno de los objetivos de la campaña, comenzada en 2007, era hacer que la actividad cerebral fuera controlada por los anestesistas, igual que otras constantes vitales como la respiración y la presión arterial, para determinar cuando nuestro cerebro se pone en marcha.

Desde entonces miles de médicos han adoptado esta tecnología de seguridad: mirando el monitor de la actividad cerebral se reduce en un 80% las probabilidades de que el paciente se despierte.

La señora Weiher, después de su traumática experiencia, todavía tuvo que pasar por cirugías posteriores, incluyendo una operación en su otro ojo y una histerectomía; y las experiencias también fueron terribles: todavía está tomando medicamentos para el estrés post-traumático que resultó de su encuentro con la conciencia de la anestesia.

Vía  UsaToday

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