OPINION

Se tira 16 años para arrojar 1 millón de piedras al mar y se para a la mitad

PIEDRA1
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Pete Codling no es un hombre obsesionado con hacer la rana saltarina tirando piedras al mar. Tampoco es un jubilado que se pasa las horas arrojando guijarros en la playa por aburrimiento. Pete Codling es escultor y, si nos permiten la licencia, un poco inconsciente.

Aunque más que inconsciente es poco previsor, simplemente por marcarse como límite humano la siguiente ocurrencia: tirar 1 millón de pedrolos al mar...pero fabricándolos él mismo. ¿Se pueden fabricar los guijarros de mar, pulidos por millones de años de mareas? Otro de los grandes fallos de Pete, saltarse los límites naturales.

El escultor ha estado fabricando piedras de arcilla en su estudio, en nombre del arte y durante 16 años, con la esperanza de añadir 1 millón de piedras hechas por él mismo a los miles de millones de piedras dejadas por la naturaleza en la playa.

Pero su sueño se ha desvanecido como un silo de gravilla medio-abierto, después de que la financiación se acabara, dejándolo 500.000 guijarros por debajo de su objetivo.

El escultor, de 40 años, que no puede hacerse cargo económicamente de lo que le falta, ha fabricado las piedras de arcilla desde 1994 en un horno en su casa y lo que hacía era invitar a la gente a decorarlas antes de arrojarlos a las olas de la playa de Southsea, Portsmouth.

Su objetivo era «crear un monumento hecho a mano con el pueblo, por el pueblo y para el pueblo". La proclama socialista llamó la atención de diversos organismos, logrando miles de euros en arcilla financiados por el Consejo de las Artes, las autoridades locales y algún que otro patrocinador. Pero tras 16 años sin ver la montaña de guijarros arcillosos de Pete asomar por encima de la olas, parece que los mecenas se han cansado de la ocurrencia.

Así que hace unos días el escultor cogió los sacos de guijarros que tenía acumulados (se tarda menos en fabricarlos que en firmarlos, lógico), se encaminó a la playa con la gente que todavía le dirigía la palabra y los arrojó con rabia mientras espetaba la máxima del looser: "esto es decepcionante, pero he logrado mi objetivo, que era que la gente participara"

"La idea siempre fue hacer participar a cientos de miles de personas en una obra de arte. Las escuelas y todas las personas que se han unido en la decoración de las piedras, desde poniendo huellas dactilares de los bebés hasta las patas de sus mascotas y pasando por los diseños intrincados de la tercera edad...Cuando el pueblo vaya a la playa y se encuentren con sus piedras podrá decidir qué hacer con ellas, dejarlas, llevarlas a su casa o volver a tirarlas al mar, para que otras generaciones las puedan encontrar"

Escuchando estas palabras, todavía no se entiende como no le cortaron la financiación a los seis días. Y más sabiendo que los guijarros que se han acumulado en las capas de la playa podrían tardar hasta 100 años en llegar a la orilla y, para cuando lo hagan, no habrá inscripción que no haya desaparecido por el roce, dejando aquello como si un camión de ladrillos rotos hubiera descargando en la playa en tiempos pasados.

Pete, tienes un corazón como un melón...pero un pedrolo por cabeza.

Vía Silversurfer

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