Sarkozy no quiere guardaespaldas altos a su alrededor

Un guardaespaldas alto ofrece indudables ventajas a la hora de proteger al prohombre de turno. Salvo que ese prohombre tenga problemas de autoestima por su baja estatura, como le sucede al presidente francés, Nicolas Sarkozy, que con sus 1,64 cm. de estatura (1,70 con alzas) suele ser el más canijo de las cumbres mundiales, salvo cuando aparece un japonés por ahí.

Sarkozy ha ordenado que no se contraten más “superhombres” de “gran tamaño” para la guardia presidencial, según ha revelado una fuente policial a Le Parisien. La guardia es conocida por el acrónimo de GSPR y que elevó su número desde 50 a 80 hombres en 2002, cuando un perturbado estuvo a punto de disparar con su rifle de caza al presidente Jacques Chirac, todo un bigardo. Más difícil fue aún reclutar guardaespaldas que protegieran a Charles de Gaulle, que con sus dos metros constituía un blanco ideal para los francotiradores, como el famoso “Chacal”, George Watin, que intentó asesinarle en 1962.

Pero Sarkozy es el más bajito de los habitantes del Palacio del Elíseo, con excepción de Mitterrand, más bajito incluso que el propio Napoleón, según desvela Telegraph. No es la primera vez que el marido de Carla Bruni intenta “crecer por contraste”. El pasado mes de septiembre ganó un palmo de estatura durante un discurso en una fábrica mediante la selección del público que le rodeaba de los empleados más bajitos de la empresa. Su esposa, la modelo Carla Bruni, utiliza zapato plano y flexiona levemente las rodillas cuando va con él para disimular los casi 10 centímetros de estatura que le saca.

La decisión de jibarizar a sus guardaespaldas no hace más que echar más leña al fuego a la burla continua de caricaturistas y franceses en general acerca la estatura de su presidente. El mismo gabinete presidencial pidió a una empresa alemana de alquiler de coches que retirara un anuncio en el que animaba a alquilar un Citroën C3 con el siguiente eslogan: “Haga como Carla Bruin. Elija el modelo francés más pequeño”.

Noticia original en Telegraph. Visto en Nada que hacer con Arbroath