300.000 euros, 250.000 libras o 50 kilos de los de antaño, fue la propia que recibió el taxista Don Pratt, de 65 años, de la pensionista Mary Watson, a la que estuvo conduciendo todos los días durante 20 años hasta su fallecimiento, a la edad de 86 años, a principios de este año.
Pero antes de morir la generosa mujer decidió dejar una generosa propina a su conductor favorito: una pequeña casa y sus ahorros, que totalizan la cifra de un cuarto de millón de libras esterlinas. Pratt, padre de cuatro hijos, ha aprovechado la circunstancia para decir adiós al taxis que lleva 30 años conduciendo.
Según relata Don Pratt a swns.com, la mujer siempre había sido generosa con las propinas pero no esperaba tan espléndida sorpresa final: “Mary y yo siempre teníamos unas agradables charlas en los diversos trayectos y solía ser muy generosa con las propias. Me decía que cuando muriera iba a cuidar de mí y yo me lo tomaba a coña…No imaginaba que me iba a dejar semejante fortuna”.
Pero el hecho de aparcar el taxi no significa que Don piense dejar de conducir. Muy al contrario, se va a dedicar a recorrer las Islas Británicas con su esposa: “Ahora me puedo jubilar y viajar por Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda”, afirma el ufano y millonario ex libra.
Visto en swns.com gracias a los buenos oficios de Nada que hacer con Arbroath.
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