OPINION

Una asesora de Vladímir Putin arrolla a dos personas con el coche y le perdonan hasta 2024

ANA
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El colmo de la corrupción tiene nombre de mujer, el que pone Anna Shavenkova (en la foto) y el que permite el primer ministro ruso, Vladimir Putin. Esta asesora política, de 28 años, provocó una protesta nacional a principios de este año después del vídeo de un accidente de tráfico horrible que fue viral en YouTube.

Las imágenes, que destacan por su dureza, muestran como la mujer (aparentemente embriagada) atropella a dos hermanas que paseaban por la calle, al perder el control del auto y subirse a una acera de la localidad siberiana de Irkutsk. Como resultado del accidente, Elena Pyatkova murió en el hospital y su hermana, Yulia, se quedó inválida por el resto de su vida.

El vídeo muestra como Anna sale del coche tras la colisión, y sin prestar atención a las víctimas, se dispone a inspeccionar los daños a su vehículo, mientras llama por teléfono a un conocido, en vez de a una ambulancia. No se acercó a los heridos ni una sola vez.

El martes pasado, un tribunal local la declaró culpable de homicidio y la condenó a una pena de tres años de cárcel. Sin embargo, en una estrambótica exención de pena, el tribunal dictaminó que no tendría que ingresar en la prisión hasta 2024, cuando su hijo recién nacido cumpla los 14 años.

Anna Shavenkova, pese a su juventud, no es una cualquiera. Se trata de la hija de la Presidenta de la Comisión Electoral Regional y ocupaba un cargo de consultora política en Moscú para Rusia Unida, el partido presidido por el antiguo presidente y actual Primer Ministro de Rusia, Vladimir Putin.

Shavenkova, que según informes de prensa no tenía mucha experiencia conduciendo, acumulaba numerosas multas por velocidad antes del accidente. Ella dijo que perdió el control del coche después de confundir el acelerador con el freno.

Tras el suceso, un abogado tomó su caso y, como por arte de magia, la causante del horrible accidente pasó de acusada a, simplemente, testigo de éste, mientras le echaban las culpas de todo al Toyota blanco que conducía.

La policía fue acusada más tarde de darle un trato especial debido a sus conexiones políticas. Sólo presentó cargos en su contra meses más tarde, después de una protesta pública tras la difusión del vídeo en Internet. Por alguna extraña razón, nunca se le llegó a realizar ninguna prueba de alcoholemia.

La familia de las hermanas Pyatakova presentó entonces una demanda contra la señorita Shavenkova para pedir compensaciones y así ayudar a financiar el coste del tratamiento médico de Yulia. La policía de Irkutsk, ante la presión de los medios, emitió un comunicado reconociendo el "gran debate en Internet" del caso y que la señorita Shavenkova había vuelto a pasar otra vez de testigo a sospechosa.

Tras la vista, donde ha sido encontrada culpable, ahora son los jueces rusos los que enseñan la manga ancha de su toga, dándole la oportunidad de ver crecer a su hijo, nacido el pasado 6 de marzo, hasta que llegue a la adolescencia.

El Código Penal ruso permite a los jueces retrasar las condenas de las mujeres embarazadas o madres con hijos pequeños hasta que el niño llega a 14. Por otra parte, un tribunal puede revocar la condena por completo si el condenado no comete ningún delito en el ínterin.

El tribunal de Irkutsk también ignoró que Shavenkova tiene un marido que podría cuidar del niño. Por eso los expertos legales no creen que Anna pase por la carcel en algún momento de su vida. Y si lo hace, para entonces, el recuerdo de las dos hermanas atropelladas ya se habrá desvanecido en la noche invernal siberiana.

Esta decisión no es más que otro tronco que sirve de combustible al pensamiento generalizado en Rusia de que hay una ley para el grueso de la población y otra, muy distinta, para los rusos de élite. Una carretera de dos velocidades que la mayoría de los políticos pueden saltarse hasta la acera, mientras lanzan proclamas para dar la vuelta a la ingrata tortilla:

"Es triste que mi hija sea arrojada a los leones porque es el hijo de un político", afirma Lyudmila Shavenkova, la madre del cordero, en declaraciones a Pravda. "No soy una burócrata empedernida, y mi hija no es ninguna persona salvaje ni imprudente".

Vía Moscow Times

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