OPINION

Unos huevos fritos mal hechos originaron la matanza de seis personas en Kentucky

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Stanley Neace era un tipo con pocas ideas pero muy claras: donde esté el bourbon que se quite el whisky, Obama es un comunista y nada como empezar el día con unos huevos fritos con puntillita y unas lonchas de panceta. El pasado viernes su mujer tuvo la mala fortuna de no hacerle los huevos a su gusto, lo que provocó que Stanley montara en cólera y matara a cinco personas, incluida su mujer su hija y tres vecinos que vivían en las caravanas de al lado, antes de suicidarse.Neace, de 47 años, era lo que en EEUU se conoce como un red neck («cuello colorado»), como se denomina despectivamente a los habitantes de la América profunda.

El criminal y prófugo de la justicia vivía con su mujer y su hija en una caravana en el estado de Kentucky. Según una de las supervivientes de la matanza, familiar de dos de los fallecidos, el hombre perdió los estribos cuando su mujer, Sandra, de 54 años, no le cocinó los huevos del desayuno a su gusto. Después de disparar mortalmente a Sandra y a su hija, también Sandra, de 28 años, entró en siete caravanas de los vecinos, que habían escuchado la discusión y los disparos, matando a tres de vecinos.

La matanza pudo ser peor, según la policía, pues el iracundo asesino disparó docenas de disparos antes de quitarse la vida. Neace perdonó la vida a una niña de 7 años tras matar a su madre. Fue esta niña quien avisó a los vecinos, que a su vez llamaron a la policía.

Visto en Telegraph.

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