OPINION

El Banksy de Donosti luce hecho unos zorros, a pesar de los “esfuerzos” por preservarlo

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Nunca se llegó a saber, a ciencia cierta, si el Banksy que apareció en San Sebastian durante el festival de cine era auténtico o sólo una ensoñación en spray producida por el marketing cinematográfico. Es lo que ocurre con todo lo que rodea al artista callejero más misterioso, que nunca se sabe.

Lo cierto es que el graffiti apareció en la Parte Vieja de San Sebastián con motivo de la proyección en el Festival de Cine de su película 'Exit Through the Gift Shop'. Bien escondidito, en el último de los callejones que dan al Paseo de los Curas, un privilegiado mirador por donde antaño paseaban los sacerdotes a la sombra de los árboles.

En este caso, el que mira absorto a un marco vacío es un señor de negro. "Si fuera de Banksy estaríamos ante una autentica obra de arte", clamaron los telediarios en su día, testigo que recogió el concejal de Cultura donostiarra, Denis Itxaso, que se comunicó con el concejal de servicios especiales, Alberto Rodríguez, para que hiciera lo posible por mantener intacta la pintura.

No fuera a pasar lo que ocurrió en abril en Melbourne, que por un quítame allá una llamada al barrendero de zona, borraron un Banksy (esta vez autentificado) valorado en miles de euros. Así, mientras se espera en Donosti a que venga experto en Banksy a tasarlo, la pintura quedará fetén para una ciudad que anda en reñida lucha por la capitalidad europea de la cultura.

Se trata de un estrambótico cambio de criterio respecto a lo que hasta ahora ha ocurrido en la ciudad donostiarra con este tipo de arte, perseguido y cacheado, para terminar la mayor parte de las veces multado, condenándolo al confinamiento en el cubo de la basura. Pero el tiempo pasa y todo cambia; y desde la primera vez que me topé con el presunto Banksy ha transcurrido ya casi un mes.

En ese tiempo su preservación, le duela al concejal de cultura, no pasa por sus mejores momentos. Lleno de firmas, garabatos, penes, pedorretas, manchas que tapan cosas, con un bocadillo que sale de la boca del señor de negro con un sonoro “ooh!”...se nota que los graffiteros de la ciudad no están muy contentos con que Denis Itaxo, que no deja de ser una figura política, decida cuáles obras se borran y cuáles se quedan, dependiendo del caché de la firma estampada. Y sin un mínimo de conocimiento sobre arte urbano.

En el mundillo street art se sabe bastante bien que el Banksy es más falso que un duro de madera. Aunque también hay quién afirma que es verdadero, todo sea dicho. Pero ni siquiera haría falta llamar a un experto en Banksys: al realizar sus obras en blanco y negro, el de Bristol habitualmente pinta primero el blanco y después el negro.

En este caso ha sido realizado al revés (exceptuando el marco, una frivolité del graffitero). Además, la misma obra es original de Toronto, donde apareció pintada en un tamaño mucho más reducido y rápidamente fue cubierta con una cortinilla de plástico protector (foto de arriba).

Posiblemente en los próximos días volveremos a ver un Banksy por San Sebastian; basta con coger una de sus plantillas y esmerarse en la técnica del stencil, que no es muy complicada. ¡Quizá aparezcan supuestos Banksys por doquier!; si de repente apareciese todo Donostia repleto de estos graffitis "banksyanos", ¿también se apostaría por mantenerlos?

"El alcalde de San Sebastian, con la camiseta de Donostia 2016, bastante bien retratado a lo Banksy". Foto de popihmt.

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